Los reyes magos, anticipándose a mañana por la mañana, me han traído esta tarde unos zapatos un poco especiales que andaba buscando hace tiempo. Eso sí, a cambio he debido soportar con estoicismo el atasco causado por su cabalgata a través del centro de Zaragoza. Había centenares, tal vez miles de niños esperando a lo largo del recorrido, por eso he lamentado que se pusiera a llover. Sentado frente al volante con los limpiaparabrisas en funcionamiento he recordado los desfiles de los reyes magos de mi infancia. Lo que más me gustaba eran los caballos de la policía montada. Con el tiempo descubriría que eso era un rasgo de mi personalidad: siempre, en cualquier circunstancia, lo que más me gusta son los caballos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Sin comentarios
Publicar un comentario