Las excavadoras y camiones de las obras de la autovía descansan inmóviles bajo las estrellas. Los padres, agotados al cabo del día, acuestan a sus hijos pequeños cumpliendo escrupulosamente los rituales precisos. Las camareras del Chanti limpian el local, pasan una bayeta por la barra y la cafetera, apagan las luces y salen a la calle. El camión de la basura avanza, se detiene, avanza y vuelve a detenerse para que los dos trabajadores que viajan detrás se descuelguen con agilidad y vuelquen en su interior el contenido de los depósitos verdes. Cerca de Monzón el agua del río Cinca fluye bajo el puente que cruzaré mañana rumbo al trabajo. Hay una comadreja atropellada en la carretera de las viñas de Barbastro, su piel suave como plumón se mueve agitada por el viento nocturno.
martes, 5 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
11 comentarios:
Leerte me transmite toda la serenidad del mundo.
Un beso.
Hola a los dos: Añil, te recomiendo El sueño del erizo, el libro de Jesús (ahí a la derecha). Vale mucho la pena, y como él nunca se hace propaganda, pues la hago yo. :-)
Besos
Jesús..¿ han terminado la autopista? El viernes pasaré por alli.
Elvira..gracias por la recomendación..y la propaganda..lo leere seguro.
No imagino mayor recompensa para mí, gracias y un beso, Añil.
¡Anda, ya tengo agente literaria! Eres muy amable, Elvira, gracias y un besazo.
No, Moli, sólo han terminado algunos tramos. La finalización de las obras va para largo, años según dicen. Ya sabes dónde estoy (por la mañana). Buen viaje.
Un momento de calma antes de la batalla cotidiana
Jesús, pasaremos tardísimo por la noche..saldremos de Madrid sobre las 6.
Moli, ¿Autopista? es una autovía y por ahora con limitaciones. ¿toca Pirineo? Que envidia.
Hola, Miguel, lo escribí anoche antes de irme a dormir. Desde que cumplí trece o catorce años siempre me ha gustado el silencio y la calma de la noche.
Qué maravilla de texto, Jesús. Sobre todo, para mí, el final.
Un abrazo.
(Sí, me parece, lo del post anterior, digo)
Publicar un comentario