viernes, 22 de octubre de 2010

Vigesimosegundo día

Después de hablar por teléfono con mi amigo me preparo un té rojo y ordeno las partituras del concierto del domingo. Poco a poco la noche cubre con su manto el pueblo iluminado con farolas. El frío ha llegado para quedarse. La taza de té está caliente. La voz de mi amigo siempre es música para mi corazón.

7 comentarios:

Elvira dijo...

Ah, los buenos amigos. Lo más reconfortante que hay.

A mí también me encanta tu diario, Jesús.

Un beso

La de la ventana dijo...

La tuya, cada día, es bálsamo para el mío, Jesús.

Jesús Miramón dijo...

Elvira, Teresa, muchísimas gracias a las dos. Que tengáis el mejor sábado posible. Un beso.

Miguel Baquero dijo...

Reconforta esa taza de té, como reconforta volver a pasarse por aquí, ver esa bandada de pájaros, aplaudir lo que hiciste respecto a aquella mujer (¡qué bien debiste de dormir aquella noche, sabiendo que, en lo que estaba en tu mano, habías ayudado a alguien!). Quedé preocupado con la poesía de Carver, pero el té y la voz de un amigo me ha vuelto a tranquilizar

Jesús Miramón dijo...

Todo bien y tranquilo, gracias, Miguel.

NáN dijo...

A mí me pareció una gran poesía. Todo forma parte de la vida.

En el taller, cada dos miércoles, todos leen una copia de lo que el autor está leyendo. Yo cierro los ojos, bebo sorbitos de whisky y a veces fumo un cigarrillo. Creo que así me llegan más.

Y nos pasa todos, que cuando los releemos (porque nos los enviamos por correo), al leer oímos la voz de la amiga o el amigo que lo escribió.

Jesús Miramón dijo...

Hola, Nán, ya te había leído alguna vez contar que en vuestro taller literario leéis las obras en voz alta, ¡y a mí que me parece tan difícil! Conozco a contadas personas que sepan hacerlo con naturalidad y vocalizando correctamente pero sin parecer locutores del telediario. Y si leer prosa es complicado recitar poemas es la bomba, ¡eso sí que es difícil! Un abrazo.