La ventana junto a mi mesa está abierta y escucho niños que corren y chillan entusiasmados en la calle. Hoy no necesito música para escribir, sólo sus risas alegres, absolutamente ignorantes del futuro, tan ancladas en el presente inmediato que la inminente cena está a años luz de su realidad temporal, este ahora que para mí es una miga de pan en el camino y para ellos el mundo entero en su totalidad.
viernes, 14 de junio de 2019
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