Me ha costado cincuenta y seis años comprenderlo. Podría haber muerto hace tiempo sin saberlo y, también me doy cuenta, tampoco hubiera importado gran cosa.
Para quienes tenéis problemas, adicciones cotidianas, manías, depresión y ansiedad, como es mi caso: cuidaos sin llegar a traicionaros. Quereos, quereos como queréis a vuestros mejores amigos y amigas que tampoco son perfectas. Aceptad lo que sois. ¿Por qué somos más generosos con los demás que con nosotros mismos? No tiene ningún sentido.
Nadie sabe el tiempo que le ha sido concedido sobre la tierra. Nadie. Ni el rey ni el pastor.
Nada, y nuestra vida va en ello, importa gran cosa. Vive y perdónate los errores, acéptate como eres, y ama, quiere mucho, reparte a tu alrededor todos esos pequeños gestos que convierten la convivencia en algo agradable. Pero sobre todas las cosas quiérete a ti mismo sin juicios severos ni expectativas imaginarias. Si tú eres tú, lo eres porque en ti se suma todo lo que te convierte en lo que eres: lo bueno, lo regular y lo malo.
Me ha costado más de medio siglo comprenderlo. Moriré antes o después, pero mientras viva quiero vivir como soy, no como no soy.
sábado, 15 de junio de 2019
Quince de junio
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4 comentarios:
hace mucho tiempo que no leía un pensamiento ni una entrada tan buena... la leí dos veces de corrido...
y espero recordarla...
sobre lo que dice, mas vale tarde que nunca... saludos...
Sí, es verdad. Hay gente que nace sabiéndolo, pero los que lo tenemos que aprender, solemos hacerlo pasados los 50.
Un beso
Gracias, JLO, y sí: más vale tarde que nunca.
A mí me ha costado mucho, pero poco a poco voy a prendiendo. Un beso, amiga.
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