Hoy el día ha comenzado muy bien aunque he dormido poco porque anoche me quedé a ver el partido de Nadal en el Open de Nueva York, y eso que cuando me fui a la cama, cerca de las dos, todavía no había terminado, pero me tenía que levantar a las siete y media. Las vacaciones terminaron y vuelven los horarios y el orden, más o menos.
Hacia las once u once y media de la mañana sentí la aparición del amago de un momento complicado, pero pude salir adelante sin recurrir a nada, centrándome en las personas que tenía sentadas al otro lado de la mesa, aunque al llegar a casa estaba reventado.
El día acaba bien. Bendita siesta. Carlos trabaja de once de la noche a siete de la mañana en la bodega de Viñas del Vero mientras dure la vendimia. Se llevará para recenar arroz que ha sobrado de hoy. Cuando llega a casa su madre y yo nos estamos preparando para ir a trabajar y él se acuesta. Es raro. Una vida al revés.
lunes, 9 de septiembre de 2019
Nueve de septiembre
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2 comentarios:
yo también vi ese partido y lo sufrí je... pero ganó...
me alegro que haya sido un día productivo tuyo entonces, saludos...
Yo no terminé porque se me hacía muy tarde, y de hecho esta mañana he pagado el precio de dormir cuatro o cinco horas, pero Rafa es... no tengo palabras. Seremos, con suerte, ancianos, y lo recordaremos.
Un abrazo.
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