jueves, 5 de septiembre de 2019

Cinco de septiembre

Después de treinta y cinco días de vacaciones hoy he vuelto al trabajo. A los diez minutos mis sensaciones han sido las de alguien que nunca se hubiera ido. Y, lo que es más preocupante pensando en mi todavía lejana jubilación: me he sentido estupendamente. Focalizar tu mente en los demás la desvía de ti mismo. ¿Qué pasará entonces cuando deje de trabajar si no me he muerto antes, algo que no descarto en absoluto? Que tendré un arduo trabajo por delante. Más arduo de lo que pensaba. Hoy me he dado cuenta de que echaba de menos el contacto con personas desconocidas que buscan información. Lo mismo estoy un poco loco (já, un poco), pero recuperar ese contacto me ha hecho mucho bien a todos los niveles.

Me doy cuenta de que lo que hago permanentemente es ordenar el caos y lo impredecible. Saber que mañana tendré que madrugar, ducharme y abrir nuestro pequeño puesto de información comarcal me tranquiliza, me ancla al suelo más fuertemente que la gravedad. Me doy cuenta, tengo la sensación, de que en cualquier momento podría salir volando, flotando hacia la estratosfera hsta terminar helado y muerto por asfixia girando alrededor de mi casa redonda y preciosa y azul, los ojos convertidos en cristal.

Ordenar el caos. Escribir una palabra detrás de otra con la ridícula ambición de expresar algo pertinente. Dar testimonio de la navegación como los antiguos capitanes.

La noche llegó y, como llegó, se irá para dar paso a la aurora de delicados dedos sonrosados. Porque el planeta gira y palpitan nuestros corazones, y recordamos, y olvidamos, y amamos; porque en lo más profundo de nuestro ser, en ese lugar que los poetas se empeñan en desvelar, no sé por qué, sabemos que ya estamos muriendo. Que ya estamos muertos. Que el caos no existe, y menos todavía lo impredecible. Que lo único que existe es aquella única certeza.

Por eso es necesario dar testimonio. Sé que todo lo que me rodea, lo que amo, lo que odio, lo que me es indiferente, desaparecerá, pero ¿qué otra cosa puedo hacer? Estoy vivo ahora mismo. Contemplo el mundo con un asombro infinito.

Sin comentarios