Un día con dos caras opuestas: me he levantado mal, con mucha ansiedad, aunque he podido llegar al piso de Barbastro ya un poco tocado. No tenía nada de apetito y, tras tomarme un orphidal, me he ido a la cama para intentar relajarme, pero no he podido dormir. Poco a poco la pastilla ha ido haciendo su trabajo y, pensando que estaba mejor, como no había ingerido nada desde el capuchino de la mañana, he comido una manzana. Al cabo de dos horas la he vomitado toda, así que he ido a buscar a mi hija a la estación de autobuses en un estado de debilidad importante. Aunque todo se me ha pasado al verla venir hacia nosotros con una sonrisa de oreja a oreja.
Por la mañana despertó en Bergen, Noruega, y esta noche cenará en Barbastro, España. Qué extraño es viajar en estos tiempos. Espero que la noche me cure un poco.
viernes, 19 de abril de 2019
Diecinueve de abril
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4 comentarios:
Ay, la ansiedad, ¡qué mala es! Yo también la conozco, amigo.
Y qué alegría cuando vienen nuestras hijas a vernos.
Que te mejores del todo esta noche. Un beso
Seguro que te mejoras.
Un abrazo
Lo sé, Elvira. Como hacía tanto tiempo que no tenía un brote lo sufrí un poco peor de lo normal. Ayer me fui a dormir en ayunas y, aunque me he desterpado un montón de veces, ahora me siento bastante mejor y estoy desayunan (con un poco de miedo, la verdad) una taza de leche de almendras con café soluble descafeinado y una tostada de pan integral. No me atrevo ni a ponerle aceite. A ver si no lo echo...
Paula todavía duerme, es un viaje muy largo, sobre todo el del autobús entre Barcelona y Barbastro. Tengo ganas de que se levante para abrazarla, aunque me da miedo contagiarle algo, no sé. Me lavo las manos a todas horas. Espero que sea suficiente.
Gracias y un beso, querida amiga.
(Y disfruta tú también de tu hija, que sé que también ha vuelto a España a visitarte)
Sí que he mejorado. Un abrazo, José Luis.
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