Las calles se convierten en senderos, los arbolillos enjaulados en pequeños bosques domesticados. Han derribado el edificio de la calle Antonio Machado, el viejo edificio donde crecía un níspero. Era un solar codiciado. Ahora se ven paredes de papel de colores y ventanas ciegas. Paso a su lado varias veces al día. Demoliendo el edificio trabaja Kinda, un viejo amigo. Más allá el río al fin se parece a un río de verdad gracias a las lluvias de los últimos días. Yo soy alguien que observa y toma nota. No me importa el fracaso porque hay personas que me aman de verdad.
viernes, 25 de octubre de 2019
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