Ha llovido durante todo el día y, espera, voy a mirar por la ventana: sí, sigue lloviendo a estas horas. Puedo visualizarla en la luz de la farola. Amo la lluvia, no tanto como a la nieve, tan escasa, pero casi. Amo la lluvia tanto como odio el calor, que tanto dura y más durará todavía en el futuro de este hemisferio.
De pronto pienso, no sé por qué, en las pequeñas ermitas románicas que he tenido la oportunidad de visitar durante mi vida. Me gustan mucho. Las piedras solares gastadas por millones de pasos, los siglos atravesándolas sin destruirlas del todo.
Viajamos en el tiempo sin darnos cuenta de que la nave somos nosotros.
martes, 22 de octubre de 2019
Veintidós de octubre
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2 comentarios:
odio la lluvia! con tantas ganas como vos odias el calor ja...
gustos, en fin....
Para gustos colores. Un abrazo desde España.
(He de decirte que donde yo vivo la lluvia será cada vez más escasa. Da mucho miedo)
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