lunes, 25 de junio de 2012
sábado, 23 de junio de 2012
Nitidez
Salgo a la terraza y la brisa nocturna me estremece. A pesar de que son más de las tres de la madrugada se escuchan algunas voces de fiesta dos o tres calles más allá, gritos que poco a poco se extinguen hasta desaparecer. Alzo la vista y me sorprende la profusión de estrellas, su existencia, su nitidez.
domingo, 17 de junio de 2012
Todo eso
Piensa en tu primer amor, aquel que sirvió para que aprendieras a localizar el lugar exacto de tu corazón. Piensa en una guerra de cien años. Piensa en el peso de tu hija recién nacida la primera vez que la tuviste entre tus brazos. Piensa en la sangre acumulada bajo la arena de circos cuyas ruinas son hoy pasto de turistas. Piensa en los músculos de las piernas de Neil Armstrong unos segundos antes de descender por la escalerilla del módulo lunar. Piensa en la infancia de tus padres. Piensa en la temprana muerte del pobre Mozart. Piensa en el aristócrata que marcó la página del libro antes de salir de su celda camino de la guillotina. Piensa en la playa de Omaha la mañana del seis de junio de mil novecientos cuarenta y cuatro, escucha todo eso.
viernes, 8 de junio de 2012
Una época histórica
Antes de acudir al ensayo con mi coro pedaleo en la bicicleta estática durante una hora contemplando los entrenamientos libres del Gran Premio de F1 de Canadá. También los ciudadanos romanos acudían al Coliseo mientras su imperio se desmoronaba para dar lugar a otros que también se desmoronarían. Pedaleo sin moverme del sitio mientras los pilotos alcanzan velocidades de más de trescientos kilómetros por hora y me pregunto si vivir una época histórica es esto que yo estoy haciendo. Pero todas las épocas, con crisis o sin crisis, son históricas (como cada latido cardíaco, desde el de Cleopatra hasta el del último y olvidado niño esclavo, es vida en este mundo).
lunes, 4 de junio de 2012
Una nueva oportunidad
Camino de la estación de autobuses le digo a Paula que me gustan los lunes porque siempre nos ofrecen una nueva oportunidad.
domingo, 3 de junio de 2012
Quinientos kilómetros
Ceno un yogur y subo aquí antes de irme a dormir. Estoy tan cansado. Antes apenas me hacían mella quinientos kilómetros pero ahora los noto, vaya si los noto. Quinientos kilómetros ida y vuelta es la distancia que separa esta mesa del pueblo donde nací y donde esta mañana mi preciosa sobrina Celia, la hija mayor de mi hermana, ha hecho la primera comunión. Después de la ceremonia hemos ido a comer a nuestro restaurante favorito y a eso de las siete nos hemos despedido de todos y hemos emprendido el camino de vuelta. Continúa gustándome devorar kilómetros, disfruto de ese ejercicio hipnótico en el que el flujo del tiempo parece materializarse en paisaje y asfalto pero sí, lo cierto es que ahora me canso más que antes. Claro que hoy tal vez existía un motivo: a las tres de la madrugada me despertó el golpeteo de la lluvia en la claraboya. Como me había acostado muy temprano no lograba recuperar el sueño y decidí sumergirme en las tierras de Poniente y el Norte más allá del muro. Miles de diminutos dedos de lluvia continuaban repiqueteando en el cristal del techo cuando poco antes del amanecer, casi sin darme cuenta, me dormí.
sábado, 2 de junio de 2012
Después del ensayo
Después del ensayo fuimos al Chanti a tomar una copa. Sentados alrededor de una de las mesas de su terraza disfrutamos de la frescura nocturna y la conversación amigable. Qué vivas sonaban nuestras voces y nuestras risas en la madrugada. Casi parecíamos a salvo.
Anotado por Jesús Miramón a las 03:24 | Después del ensayo , Diario
miércoles, 30 de mayo de 2012
Una cigueña
Conduciendo de regreso a Binéfar una cigüeña cruzó el cielo sobre la carretera. Ella volaba de derecha a izquierda y el río Cinca fluía de izquierda a derecha bajo el viaducto. Yo, a pesar de mis intenciones y las recomendaciones de mi doctora, pensaba en el miedo de muchas de las personas a las que había atendido por la mañana, incapaz de deshacerme de su eco en mi cabeza. Pero todavía quedaban diez kilómetros para llegar a casa, tal vez fueran suficientes. Y además estaba el río y aquella cigüeña tan grande, tan absurda.
martes, 29 de mayo de 2012
Semejantes prodigios
Aprovecha la alegría de los pájaros que celebran el comienzo de un día nuevo. Aprovéchala, disfrútala sin remordimientos. No están los tiempos para despreciar semejantes prodigios.