miércoles, 31 de marzo de 2010

Último día

En estos últimos treinta y un días el tiempo corrió sin prisa, tranquilo, pausado, como si no pasara nada, y sin embargo, al releer las anotaciones diarias, me doy cuenta de que sucedieron más cosas de lo que a primera vista pudiera parecer: pasé la inspección técnica de mi querida Citröen Picasso, llegó a este mundo mi octavo sobrino, releí los maravillosos poemas de Zagajewsky, me apenó la muerte de Miguel Delibes, abrieron un nuevo tramo de la autovía entre Huesca y Lérida, Fernando Alonso ganó su primera carrera con Ferrari, llamé por teléfono a una vieja amiga de Bilbao con la que no hablaba desde hacía muchos meses, escuché el canto de un mirlo, comencé a preparar nuestras vacaciones en Irlanda, hicimos una calçotada en el huerto de mis padres, canté un concierto de música sacra en Barbastro, descubrí un murciélago.

También llovió, dejó de llover, salió el sol, las nubes navegaron en el cielo, se hizo de noche, brilló la luna, volvió a llover, dejó de llover, salió el sol, regresó la primavera siempre joven, lozana, impertérrita.

6 comentarios:

NáN dijo...

Llevar las cuentas muestra que siempre hay algo que contar.

Pasaron, sin pena, los iduos de marzo.

Jesús Miramón dijo...

Los idus de marzo, es verdad. Pasaron sin demasiadas penas y con más de una alegría. Doy gracias a mis dioses lares.

enric faura dijo...

Hola Jesús, continuo admirando tu enorme capacidad de vivir la vida disfrutando de cada instante. Por ello te sigo y te pido que continues así.

Jesús Miramón dijo...

Gracias, Enric, aunque, bueno, probablemente escribir magnifica las cosas, te aseguro que no poseo mayor capacidad que cualquiera para disfrutar del instante, de hecho la mayor parte del tiempo lo que hago es perderlo miserablemente. Eso sí, trato de ser consciente, darme cuenta, y escribir me ayuda a articular esa consciencia.

Portarosa dijo...

:)

Jesús Miramón dijo...

Hola, Porto.

:-)