En términos políticos, a menudo me encuentro en medio de disparos cruzados. Siempre he sido y sigo sintiéndome de izquierdas, más socialdemócrata -ah, la edad- que otra cosa. Soy antinacionalista; creo que el nacionalismo y la religión, a la que el primero tanto se le parece, son una lacra de la humanidad; y soy partidario de un planeta federal, un mundo de igualdades continentales que hable en nombre de la tierra. Ser esas tres cosas me convierte en radical, en facha y en ingenuo, las tres cosas a la vez. Bueno, es posible que la última me la merezca un poco.
A mi provecta edad me importa poco lo que los demás puedan pensar de mí (a los jóvenes os digo: la edad os hará libres y lo disfrutaréis tanto como yo), pero sigo dando mi opinión, no me callaré nunca. Lo hago tranquilamente casi siempre, y digo que en estos tiempos de PP, Ciudadanos y Vox quiero un gobierno de coalición, el primero en la historia de nuestra democracia, progresista y de izquierdas. Eso voté el veintiocho de abril y eso quiero, no otra cosa.
Si PSOE y UP no se ponen de acuerdo y hay nuevas elecciones preferiré quedarme en casa golpeándome los testículos con dos piedras antes que ir a votar. Ya tuvieron un mandato clarísimo, que se pongan de acuerdo o que se olviden de los viejos rojos como yo.
lunes, 22 de julio de 2019
Veintidós de julio
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1 comentario:
Yo hoy decía exactamente lo mismo. O me quedaré en casa o votaré en blanco. ¿Qué se han creído? ¿Que tenemos que ir votando hasta que salga lo que a ellos les convenga sólo porque no saben negociar ni pactar? ¿Y quíen dice que después de votar no va a quedar un panorama igual o incluso más complicadao que el actual?
Yo no tengo la culpa de su incompetencia. Nosotros hemos votado y ha quedado meridianamente claro qué queremos. Ahora son ellos quienes tienen que cumplir.
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