martes, 23 de julio de 2019

Veintitrés de julio

Hay días que, a pesar del calor, acaban bien, y hoy es uno de ellos. A pesar del calor y a pesar del cansancio que el calor causa en mi cuerpo y mis meninges.

Confieso que la fotografía de Instagram de hoy ha sido hecha para cumplir el compromiso de una cada día, como estos textos diarios, durante este año de nuestro señor de dos mil y diecinueve. Dos botellas de agua metálicas de las que mantienen el líquido frío durante horas, nuestro último descubrimiento. Un pequeño bodegón.

Siempre lo digo pero es verdad, tanto en este diario de intención más o menos literaria como en mi fotografía diaria de Instagram mi objetivo es dar testimonio de una vida común, una vida absolutamente corriente. Siempre me ha fascinado esa posibilidad, y quién más común y corriente que yo, un funcionario de una ciudad pequeña de provincias, diletante, casado, enamorado de su mujer, amante de sus hijos, etcétera.

Lo intento porque disfruto intentándolo. La creatividad requiere voluntad y trabajo, eso es algo que he aprendido con los años. La creatividad, como la felicidad,  es en gran parte voluntad.

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