viernes, 5 de julio de 2019

Cinco de julio

Es un poco extraño vivir en una zona relativamente céntrica de la pequeña ciudad y oír el croar de las ranas a través del balcón abierto. La ilusión de vivir en el campo si cierro los ojos.

Hoy he jubilado a una señora que tiene una yegua. La montaba su hija hasta que se emancipó y se fue de casa. Yo sé que los caballos, si no se montan a diario o cada semana, además de engordar se asilvestran, no se dejan domar con facilidad después. Lo hemos comentado. Me ha dicho, "no, la yegua ya es muy vieja y se ha amansado por la edad".

Se ha amansado por la edad. ¿Será cierto eso? Yo siento que me he calmado, a pesar de la ansiedad crónica y la depresión, etcétera. Apenas ya no entro en discusiones porque he aprendido que no se convence a casi nadie de nada. Pero, ¿amansarme? Puede ser. Tendría que preguntárselo a Maite: "Cariño, ¿me he amansado con la edad?". Voy a preguntárselo y ahora vengo.

Ya he vuelto. Se lo he preguntado y me ha dicho que sí. Pregunta resuelta. La señora de Pozán de Vero tenía razón.

Croan las ranas junto al hilo de río que viaja estos días muy lentamente hacia el mar frente a mi casa, y también brilla la luna.

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