domingo, 1 de marzo de 2009

Primer día

Primer día de marzo. Buenos propósitos para el resto de mi vida. Qué grotesco, ¡como si a estas alturas no fuese consciente de lo perezoso y voluble que soy! Pero me gustan los comienzos (los lunes, despertar).

jueves, 26 de febrero de 2009

Poder hacer

Hoy en el trabajo he atendido a un hombre de cuarenta y ocho años. Tenía la mirada transparente de las personas gravemente enfermas y una preciosa voz de barítono, limpia y sin afectación. Hemos hablado un rato. Él comprendía todo lo que yo le iba diciendo. Durante unos segundos se ha quedado pensando, absorto, muy lejos, el brazo derecho sobre la mesa, el izquierdo sobre su rodilla izquierda, y a continuación se ha encogido de hombros, ha hecho ese gesto universal, ¿qué más podía hacer?

martes, 24 de febrero de 2009

Mar de los sargazos

Al llegar la oscuridad se escuchan con más nitidez todos los sonidos: el roce de las algas contra la quilla, el susurro de la broma atacando la madera, el perezoso chapoteo del agua quieta. Calma chicha. Sentado en el puente espero con paciencia el regreso del viento.

domingo, 15 de febrero de 2009

Una araña en la pared

Subo por la escalera hacia la buhardilla y veo una araña en la pared. Una araña pequeña que desde lejos parece negra pero al acercarme se revela marrón, tal vez vino, cereza, sangre oscura. A pesar de que no hago nada salvo acercarme a ella y observarla con curiosidad, el insecto me detecta y huye sobre el muro de color albero. La dejo ir.

Diez minutos antes me excusaba en el portal de una fiesta de cumpleaños. Vamos, entra a tomar algo, me decía la madre del homenajeado. No, no, gracias, mañana es lunes y hay que prepararlo todo, dile a Carlos que salga, por favor, le decía yo. Aparecía el padre, venga, hombre, tómate una cerveza. No, de verdad, gracias, otro día, gracias.

Oh, Dios, si hay algo que odio de llevar e ir a buscar a Carlos a las casas de sus amigos es tener que relacionarme socialmente. Aunque debo decir que todas, absolutamente todas las familias que he conocido de este modo, están compuestas por gente amable y encantadora. El problema soy yo. Me gusta mi especie, me interesa, me conmueve, pero cada día de lunes a viernes me relaciono profesionalmente con treinta o cuarenta personas distintas, así que lo que más me apetece el fin de semana es estar solo, no tener que escuchar a otros seres humanos.

Subo por la escalera hacia la buhardilla y veo una araña en la pared. Al aproximarme para observarla más de cerca huye en dirección al techo. Allí debe de tener su escondite. Su nido. Los insectos despiertan. El invierno comienza lentamente a despedirse.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Voluntad

Le digo: Si sufriese un accidente de tráfico, por ejemplo, sí, no me mires de esa manera, al fin al cabo viajo cada día, mis posibilidades estadísticas son matemáticamente mayores, escúchame, si tuviese un accidente y quedase en coma irreversible, por favor, no permitas que se prolongue mi vida artificialmente, no quiero ser un cuerpo sin consciencia condenado a respirar a través de una máquina el resto de mi existencia, no lo quiero, te lo pido, no permitas que nadie obre contra esta voluntad.

sábado, 7 de febrero de 2009

Después del ensayo

Son las dos de la madrugada cuando salimos del Chanti. Dejo a Susana en su casa y conduzco de regreso a la mía a través de calles estrechas. Arriba la luna llena me acompaña, minotauro, en el cielo negro. Subo las escaleras, introduzco la llave en la puerta, entro en el cálido espacio, cuelgo la chaqueta en la percha de la pared, me sirvo un whisky con hielo, abro el cuaderno, escribo estas pocas palabras.

jueves, 5 de febrero de 2009

Párpados blancos

Estoy sentado en una embarcación primitiva, tal vez una canoa, rodeado de personas desconocidas. A mi lado hay una mujer rubia, detrás de mí un hombre mayor, tengo la sensación de que también hay niños. Todos miramos el cielo esperando lo inevitable. Nadie dice nada cuando el sol comienza a crecer hasta cubrir todo el horizonte. El calor de un millón de volcanes evapora el agua del río. La mujer chilla cuando la luz nos arrasa. Cierro los ojos pero ya no existe la oscuridad. Mis párpados son blancos. La muerte suena como el viento.

domingo, 1 de febrero de 2009

Posibilidades

Llueve copiosamente cuando llevo a Carlos a casa de su amigo. La luz de las cinco y media de la tarde es oscura y turbia. Tras asegurarme de que ha entrado en el portal conduzco de regreso. Para tan breve trayecto no me he cambiado de ropa y visto un viejo pantalón agujereado en la entrepierna, una camisa de cuello desgastado y una chaqueta de lana cubierta de pelotillas de borra. Si me pasara algo, un pequeño choque, cualquier cosa. Cuando yo era niño mi madre tenía en cuenta ese tipo de posibilidades, decía que siempre había que ir bien limpio y arreglado por si acaso uno tenía un accidente. Lo recuerdo mientras las escobillas del limpiaparabrisas baten el cristal una y otra vez, lo recuerdo, sonrío y conduzco con mucho, muchísimo cuidado.

martes, 27 de enero de 2009

Sin título

Cada mañana conduzco hacia el oeste
con el sol saliendo detrás de mí. A los cuervos
y urracas les gusta la tierra que
mueven y apisonan grandes máquinas amarillas.
Contemplo las obras de la nueva autopista
y pienso en el amazonas. Pienso
en la luna, en marte, pienso en el futuro.

Algunas tardes regreso hacia el este
con el sol detrás de mí, su muerte comenzando
a borrar indiferente las horas y los caminos.
He recorrido muchos hasta llegar aquí, a
este instante preciso en el que escribo
"este instante preciso". No más allá,
no más lejos, no en otro lugar.

sábado, 24 de enero de 2009

El viento, el viento

El viento, el viento soplando sin cesar. Por la mañana tuve que salir a la terraza porque la cortina exterior se había soltado y, como una vela desarbolada en medio de la tormenta, restallaba violentamente contra el cristal. Pude recogerla y amarrarla al grifo de la manguera de agua. Luego me encargué de la mesa, que había sido volcada y arrastrada hacia la leña, le di la vuelta, las patas hacia arriba, y la acerqué al muro del sur, contra el viento.

El viento, el viento soplando sin cesar. Al mediodía supe que derribó un polideportivo en Barcelona matando a cuatro niños de entre nueve y quince años de edad. Estaban practicando béisbol. Pensé en mi hijo de once años muerto bajo los escombros. Durante unos segundos mi médula espinal se secó como una raíz muerta. Pronto aparecerán en las televisiones los rostros de unos padres destrozados, patéticamente ajenos a las cámaras por la incredulidad, el pánico, sus existencias rotas irremediablemente. Yo no veré esas imágenes, no, no las veré, me niego a verlas.

El viento, el viento ciego soplando sin cesar mientras el suelo gira lentamente bajo mis pies, centímetro a centímetro, minuto a minuto, adentrándose en la noche.

miércoles, 21 de enero de 2009

Kyrie eleison

Preparo para cenar conejo al ajillo que ha comprado mi mujer. A ella no le gusta pero a nosotros sí. Mientras las piezas se doran en el aceite pico una cabeza entera de ajos que añadiré luego. En el equipo de la cocina suena por enésima vez, he conseguido que la aborrezcan todos, la Gran Misa en do menor de Mozart. Bebo una copa de vino añejo casero que me regaló en navidad un antiguo compañero de trabajo ya jubilado, sabe un poco a coñac pero así bebido frío está bueno. Sé que todo esto, lo que me rodea, lo que cocino, lo que bebo, no es nada, minucias, migas, lo sé porque he leído del mundo, de la historia, del futuro imaginado, lo sé porque he viajado un poco, muy poco. Reduzco la potencia del fuego y vierto los ajos picados en la cazuela. Estoy informado sobre las guerras del presente, he estudiado algunas del pasado. Sé que el Océano Pacífico es más inmenso de lo que puedo imaginar. Comprendo el vértigo de millones de años concentrado en los estratos sedimentarios que las obras de la nueva autovía entre Huesca y Lérida han dejado al descubierto. Sé que la Tierra es nuestro único hogar, el de los muertos cuya canción canto cada día sin saberlo, el de nuestros hijos que sonríen a la luz del sol de invierno. Yo mismo soy sistema de universos bacterianos que morirán conmigo. Preparo una ensalada de bolsa, una de esas de brotes, hojas de mostaza y acelga roja tan ricas, abrir y servir, más fácil imposible, aliñada simplemente con sal, aceite de oliva y vinagre de Módena. Apago el fuego de la cazuela de conejo. El disco vuelve a comenzar en el Kyrie, una de mis preferidas. Tal vez pueda escucharla de nuevo mientras el guiso reposa un rato. Comienza la melodía, rítmica, preciosa, llena de armonía, y ahora entra el coro, primero las sopranos, luego las contraltos, después los tenores, a continuación los bajos. ¿Cómo es posible tanta belleza?



Mass in C minor, K. 427 "Grosse Messe": Kyrie - Mozart

domingo, 18 de enero de 2009

Tres y cuarto

Tres y cuarto de la madrugada. Una niebla cerrada cubre el pueblo entero. Casi todos los seres humanos a la redonda duermen con respiración acompasada, tendidos en sus cálidos lechos. Vuelan despacio sobre campos, ríos y ciudades abandonadas hace siglos; tienen relaciones sexuales con compañeros de trabajo; hablan con sus padres fallecidos. La casa navega en silencio.

domingo, 11 de enero de 2009

Consunción

Siempre me sorprende la velocidad a la que se consume la leña en la chimenea. Poco importa el tamaño de los troncos, poco importa tu estado de ánimo o las expectativas de la humanidad entera. También en eso el fuego se parece a la lluvia.

jueves, 8 de enero de 2009

Viajes en el tiempo

Anoche soñé con extraños viajes temporales donde aparecía una clínica, alguien muy parecido a Francisco de Goya, un maizal, caminos encharcados, una diligencia, un paseo marítimo de suelo enlosado con piezas de cerámica en forma de ondas.

Hoy durante la cena comenzaba en la televisión una película alemana, "El enigma de Jerusalén", tan mala que casi resultaba enternecedora, donde se contaba un viaje temporal a la época de Jesucristo. La historia arranca cuando unos arqueólogos encuentran un esqueleto de dos mil años de antiguedad y, a su lado, el manual de una cámara de vídeo de la marca SONY. Genial.

Siempre me han apasionado los cuentos y películas donde se narran viajes en el tiempo. Las paradojas imposibles, todo eso. Leí cuando era adolescente un relato maravilloso que narraba un futuro donde los condenados por motivos políticos eran sentenciados al martillo, un artefacto que los enviaba al pasado más remoto sin posibilidad de regreso. El protagonista del cuento arribaba a un lugar desolado en el que otros condenados como él sobrevivían a duras penas en un rudimentario campamento junto al mar. La escena que quedó grabada para siempre en mi cerebro es aquella en la que el exiliado se acerca a la orilla y observa perplejo unos trilobites en las aguas someras. Aunque probablemente he idealizado esa historia daría lo que fuera por volver a leerla.

Cuando imagino viajes temporales nunca imagino apariciones espectaculares en medio de la batalla de Waterloo, al pie de la cruz de Cristo o cabalgando en camello junto a Mahoma, no, lo que imagino se parece más a lo que nos sucedería si un globo aerostático nos depositase en un valle recóndito del interior de Papúa Nueva Guinea: es posible que no encontrásemos a nadie, o tal vez sí, y en ese caso en vez de indígenas barrigudos con largas calabazas a modo de estuche peneano nos toparíamos con ciudadanos romanos, con hititas, con campesinos aztecas, con hombres de Neandertal.

martes, 6 de enero de 2009

Noche de reyes

Una luz refulge en la noche, y otra, y otra, rumbo a sus objetivos. Los reyes avanzan a través de los campos dejando sobre la tierra una huella profunda, pues cargan consigo pesadas raciones de campaña, cuchillos, puños americanos, iPods, abundante munición para sus armas, mapas, planos, cantimploras, granadas de fragmentación, cámaras de vídeo en los cascos, una capa impermeable. Los reyes avanzan dejando huellas profundas en la tierra fértil. Los reyes avanzan en silencio hacia Belén.

Ventanuco

Regreso de Asturias alejándome del buen tiempo y penetrando kilómetro a kilómetro en la gélida niebla. Quedan atrás los valles verdes, sus laderas cubiertas de bosques de eucaliptos, pequeñas aldeas, una playa, dos ciudades; quedan atrás días de convivencia familiar, volver a decir mamá y papá a cada rato, ser llamado tío por las sobrinas más pequeñas, estar con mis hermanos; quedan atrás los primeros pasos de este nuevo año que suavemente comienza a precipitarse. Grande es el mundo, y tan pequeño como mi vida.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Equipaje

El día ha amanecido húmedo y gris. Todavía con el eco de los conciertos del fin de semana en el oído preparo el equipaje. Estoy un poco cansado físicamente, han sido días de muchos ensayos y preparativos, pero es un cansancio agradable el que se siente cuando uno ha hecho bien las cosas. Esta noche dormiremos en Zaragoza y mañana emprenderemos viaje hacia el Norte, hacia el mar, hacia ese desconocido año que se avecina. Quién sabe lo que guarda para nosotros.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Frío en la calle

Me siento muy afortunado de que mis padres vivan. Sé que, como la de mis hijos, se trata de una fortuna pasajera, así que las ocasiones en que nos reunimos trato de disfrutar conscientemente de ella. Preparo unos hermosos gambones a la plancha, mamá fríe en la sartén empanadillas caseras, papá, Maite y los chicos entran y salen de la cocina llevando cosas a la mesa del salón. Afuera, al otro lado del cristal empañado de la galería, los tejados conservan la blancura de la niebla escarchada. Doy la vuelta a los gambones, los espolvoreo de sal gorda, los salpico de aceite de oliva. Ya está puesta la mesa, dice alguien, ¿qué champán saco? ¡El de la terraza está más fresco que el del frigorífico! Y es verdad: hace mucho, muchísimo frío en la calle, el pueblo entero está helado. Nuestros corazones no.

domingo, 21 de diciembre de 2008

El noi de la mare

Què li darem a n'el noi de la mare?
què li darem que li sàpiga bo?
Li darem panses amb unes balances,
Li darem figues amb un paneró.

Què li darem al fillet de Maria?
Què li darem a l'hermós infantó?
Panses i figues i nous i olives,
Panses i figues i mel i mató.

Tan patantam que les figues són verdes,
Tan patantam que ja maduraran.
Si no maduren el dia de Pasqua
Maduraran en el dia de Rams!

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Este es uno de mis villancicos favoritos. La interpretación que he podido encontrar es del Orfeó Catalá. Feliz navidad.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Cantábrico

Ha helado esta noche y una película blanca cubre todo el paisaje. Los coches que me preceden han abierto una franja seca sobre el asfalto de color azul cantábrico. Sólo faltan dos semanas. Necesito pasear a la orilla del mar.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Jaculatoria

Dejé de fumar hace dos años y medio. No me he cortado el pelo desde abril. Volví a engordar porque dejé de hacer ejercicio y ser abstemio. Cada día admiro más a la gente corriente, héroes de la lucha y la gloria verdaderas, con una admiración inversamente proporcional al asco que me producen, salvo algunas excepciones, intelectuales, escritores, filósofos y obispos en general. Por aquellos no me permitiré, no lo haré, odiar la navidad. Sí me permitiré reírme con mueca de hiena del descalabro de algunos multimillonarios, víctimas de fraudes basados en su codicia insaciable. Este último verano conseguí, después de muchos años intentándolo, dejar de comprar el periódico a diario para pasar a leerlo sólo los fines de semana. No sé muy bien lo que quiero, lo que busco, lo cual a estas alturas de mi vida resulta entre ridículo y patético. Me salva el cariño de algunos que me aman. La música. La exploración.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Miércoles

A este señor le conozco, su cabello ha encanecido y el trazo de la boca se ha transformado en una mueca, viudo sin matrimonio. Yo amo a las madres que acaban de tener un hijo, amo sus cuerpos entumecidos, su piel translúcida, su fortaleza. Oh, no me gusta que usted diga "por favor" constantemente, no, no me gusta: "por favor, por favor, por favor", ¿acaso piensa que voy a atenderle mejor por eso? ¿teme que vaya a tratarle mal por ser marroquí? No, no es necesario suplicar, piense que su actitud nos envilece a los dos. Una anciana de rostro masculino y nariz roja me observa con los brillantes ojos de su juventud.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Leña de almendro

El sábado fui al huerto de mi amigo a recoger leña de almendro. Allí estaban él y su padre de ochenta y un años, quienes, más allá de la generosidad, me habían preparado unos sacos. La mañana era soleada, cristalina, blanca. Estuvimos charlando un rato, cargué la leña en la Picasso y vine a casa. Por la tarde encendí la chimenea con papel de periódico usado. Pronto danzaban las llamas. Puse mi vieja cámara fotográfica sobre la mesa, frente al hogar, y grabé un minuto y medio de vídeo. Me gusta ese crepitar.

Lunes

Me levanto muy tarde, cerca de las doce del mediodía, torpe, pesado, arrepentido. Me asomo a la calle. El cielo es una superficie gris tan lisa y uniforme que parece de otro mundo. Si no fuese por el humo que se eleva de algunas chimeneas pensaría que el pueblo está desierto. ¿Ha caído una bomba de neutrones? ¿Han venido naves extraterrestres mientras dormía y han secuestrado a todos los habitantes de Binéfar? ¿O se trata simplemente del invierno rural, tan distinto al urbano, acercándose?

domingo, 7 de diciembre de 2008

Después del ensayo

A lo que más se parece a veces el ejercicio de la música es al duro trabajo del pico y la pala: repetición y sudor, frustración, paciencia, fe. Primer ensayo de los tres coros que estamos preparando el concierto de navidad con la Orquesta de Cámara de Huesca. Problemas de empaste, típicos cuando se reúnen corales acostumbradas cada una a sus directoras; problemas con la sonoridad de la sala del Palacio de Congresos de Barbastro donde estamos ensayando, cuadrada y de techo muy bajo; problemas con algunas partituras que contienen diferencias entre unos grupos y otros; problemas con los tenores de los tres coros, que definitivamente no tienen su día; etcétera. Sí, yo diría que, en cuanto al ejercicio de la música se refiere, la fe, casi tanto como el pico y la pala, es un elemento absolutamente imprescindible.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Polvo de alas

A las seis de la tarde salgo del trabajo entorpecido por el (polvo de alas) peso de todas las personas con las que he hablado a lo largo del día: hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, niños traductores para sus padres extranjeros. Tantas palabras brotando de mi boca hasta quedarme ronco, tantos (compasivos, indiferentes, enternecidos, cínicos, indignados, lujuriosos, melancólicos) pensamientos. A las seis de la tarde salgo de la oficina y ya es de noche. Entro en mi coche, introduzco la llave bajo al volante, arranco el motor y se iluminan los instrumentos de color verde. Nunca deja de sorprenderme la (inevitable) sólida consistencia del vínculo que existe entre todos nosotros, (navegantes) seres humanos. Un vehículo me envía un destello de luces desde atrás, con un gesto de la mano su ocupante me pregunta si voy a dejar libre la plaza de aparcamiento, le digo que sí, pongo en marcha el intermitente, maniobro para salir, (vuelvo a mi casa) me voy.