El viaje continúa en el Cabo de Hornos.
sábado, 6 de abril de 2013
jueves, 27 de diciembre de 2012
martes, 25 de diciembre de 2012
Nochebuena
Dejo a mis padres en el portal del piso donde crecí y después continúo conduciendo a través de una Zaragoza aparentemente despoblada. Me gustan mucho las ciudades a estas horas, sus semáforos iluminando inútil e intermitentemente las avenidas vacías. Sé, por supuesto, que miles y miles de personas duermen en los edificios silenciosos que me rodean aunque, quién sabe, acaso no se han acostado todavía y cantan villancicos que yo no puedo escuchar.
jueves, 20 de diciembre de 2012
Capas de cebolla
En el trabajo un agricultor me dijo que este invierno nevaría mucho porque las cebollas habían crecido con muchas capas y las avispas habían estado muy activas y picajosas en verano.
En el trabajo escuché muchas otras cosas que no quiero repetir porque cada día aparecen, sin nombre ni apellidos, en las noticias de la televisión y la radio.
En el trabajo aquel mismo agricultor añadió que este invierno nevaría mucho porque cuando nieva en la luna nueva de octubre siempre vuelve a nevar durante las siguientes nueve lunas nuevas.
Anotado por Jesús Miramón a las 20:27 | Diario , Vida laboral
lunes, 17 de diciembre de 2012
Sólo una estrella
Ayer mi coro ofreció el tradicional concierto de Navidad de cada año. Normalmente soy yo el encargado de transportar nuestro material y esta vez no fue la excepción. Tras dejar todas las cosas en la iglesia de San Pedro subí de nuevo a mi Picasso para aparcarla bien y al dar la vuelta a la plaza descubrí a mi hijo en el portal de una casa junto a cuatro o cinco adolescentes más. Estaban allí sentados a resguardo de la lluvia, serios, aburridos, resignados como viejos jefes sioux, y antes de dejarles atrás creí atisbar, durante un instante, la verdadera naturaleza de su momento. ¿Puedes imaginar el color y la velocidad de la tarde de un domingo lluvioso de diciembre a los quince años de edad en un pueblo sin cine siquiera? Sólo una brillante estrella en el cielo sería una novedad.
jueves, 13 de diciembre de 2012
Casi un insulto
La lluvia nocturna deforma las luces navideñas que acompañan mi recorrido hasta el supermercado. En vez de alegría me transmiten cierta grotesca tristeza, injusta y pueril. A veces la vida es tan simple -causas y efectos, acciones y reacciones- que casi resulta un insulto.
lunes, 10 de diciembre de 2012
jueves, 6 de diciembre de 2012
Nada mejor
No hace demasiados días llamé por teléfono a Moli. El martes hablé con Elvira y esta mañana lo he hecho con Nán. Poco a poco muchos de vosotros vais atravesando la pequeña pantalla de mi portátil para ocupar un lugar a este otro lado de mi vida. Nunca, jamás de los jamases, me acostumbraré a la maravillosa experiencia de conocer y comenzar a querer a otra persona. No hay nada mejor.
jueves, 29 de noviembre de 2012
Lo que siempre existió
Desde que sustituyeron las antiguas bombillas de las farolas por otras de bajo consumo la noche del pueblo es más lúgubre, un poco más tenebrosa, pero no me parece mal, se ve lo suficiente para caminar y el consumo de energía se ha reducido. Cuando voy a ciudades como Zaragoza o Lérida noto mucho la diferencia, allí todo es luz y más luz, tanta luz que hace olvidar la oscuridad. Pero no deberíamos olvidar la oscuridad: la noche verdadera es oscura y, en esta época del año, fría y desapacible. Quienes vivimos en pueblos tenemos la oscuridad a la vuelta de la esquina. Aquí al lado el viento sopla sobre los barbechos, sopla a través de los sotos de chopos ya casi desnudos y sobre los caminos invisibles que de madrugada cruzan las raposas y los jabalíes a pesar de la cercanía de las granjas; aquí al lado, a quince minutos de paseo, ya no hay luz de ninguna clase, sólo el campo, el silencio, lo que siempre existió, las estrellas brillando en el cielo.
lunes, 26 de noviembre de 2012
sábado, 24 de noviembre de 2012
Después del ensayo
Después del ensayo vamos al Chanti a tomar una copa. A mi parecer no hace mucho frío pero de todos es sabido que mi cuerpo es de fuego. Entramos en el local ya casi vacío, pedimos nuestras bebidas y nos sentamos a una de las mesas. Cuántas veces, cuántos viernes he venido aquí con estos mismos amigos a los que quiero tanto aunque ellos no lo sepan. Hablaremos y hablaremos sin parar poniéndonos serios ahora y riéndonos después. Con ellos me siento libre de hablar sin ser políticamente correcto; con ellos puedo permitirme el placer de ser salvaje, radical, insensato, apasionado, sincero; con ellos puedo ser yo en estado puro, si algo así es posible.
Al volver a casa devoro con hambre de lobo lo primero que pillo de la nevera y después me sirvo un bourbon con hielo, subo a la buhardilla, abro la tapa blanca de mi MacBook y escribo: «Después del ensayo vamos al Chanti a tomar una copa».
Anotado por Jesús Miramón a las 04:01 | Después del ensayo , Diario
miércoles, 21 de noviembre de 2012
Partita
Me siento en el retrete y escucho un violín. Es mi vecina adolescente, alumna de mi mujer, ensayando en alguna habitación incómodamente cercana. Primero toca con cierta dificultad una de las maravillosas partitas de Bach y después se arranca con una versión preciosa del Danny Boy, una canción cuya versión a cuatro voces mixtas cantamos en mi coro. Qué extraña resulta esta reunión de emociones y necesidades fisiológicas, cerebros e intestinos gruesos. ¿Será verdad que somos un misterio?
martes, 20 de noviembre de 2012
La época
Amanecer frío y gris de noviembre. Niebla alta que oculta el campanario de la iglesia de San Pedro. Por las escaleras suben las voces de la radio de la cocina hablando de las mismas cosas que ayer y mañana. Siento cómo la desesperanza comienza a anidar en mi corazón e intento combatirla, pero estoy cansado, acabo de levantarme de la cama y estoy cansado. Despierta, despierta y ponte en pie, la época que te pondrá a prueba ya está aquí.
martes, 13 de noviembre de 2012
Oscuridad en la oscuridad
Ayer a las once de la noche caí rendido en la cama y exactamente seis horas más tarde, a las cinco de la madrugada, desperté. La claraboya del techo era un rectángulo de oscuridad en la oscuridad, pura noche cerrada sin atisbo de la inminencia del amanecer.
miércoles, 7 de noviembre de 2012
Esperanza
Esta mañana el termómetro del coche señalaba un grado de temperatura. Mientras conducía hacia Barbastro la radio anunciaba dos buenas noticias: el Tribunal Constitucional español reconocía la legalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo y Barak Obama revalidaba su condición de presidente de los Estados Unidos de América. A babor y estribor se sucedían las viñas que ya han comenzado a perder sus hojas, tan bellas y ajenas a la ruina económica de las bodegas. Al llegar a la calle Saint Gaudens aparqué junto al río Vero, salí del coche y, como cuando era un niño, disfruté del humo de mi aliento al respirar.
sábado, 3 de noviembre de 2012
jueves, 1 de noviembre de 2012
Todos los santos
Cada uno de noviembre me subía al coche y pasaba a buscar a mi suegro, Antonio, y a su hermano, el tío Martín. Cuando llegaba, bien temprano, siempre me estaban esperando vestidos de domingo y con rostro serio. Después conducía hacia el desierto de los Monegros y hacíamos el circuito de los cementerios de su familia: Torralba de Aragón, Robres, Senés. Eran camposantos diminutos azotados por el viento en medio de un paisaje inigualable, absolutamente maravilloso, desolado, infinito. Antonio y el tío Martín no comprendían que aquel territorio me gustara tanto, siempre decían: «Son malas tierras, malas, muy malas, aquí no crece nada, sólo el hambre», pero yo, ajeno a sus infancias pobres, disfrutaba de los ocres, las tizas, los yesos, los arbustos y, muy de vez en cuando, los solitarios árboles que aquí y allá salpicaban un horizonte plano bajo el cielo gris. Al llegar a los lugares aparcaba sobre la grava, descendíamos del coche, entrábamos en aquellas modestas necrópolis y Antonio y su hermano daban una vuelta resucitando familias, personas, el pasado. Recuerdo que sus comentarios eran como ellos: flacos, secos, austeros, mínimos. Al mediodía regresábamos a Zaragoza y siempre, indefectiblemente, comíamos un maravilloso ternasco al horno que mi suegra, Josefina, había preparado con todo su amor para nosotros.
Hoy todos están muertos. Antonio, Josefina, Martín. No existe un sólo día de todos los santos que no recuerde aquel circuito de cementerios monegrinos, pueblos casi desiertos y altos cielos oscuros sobre la tierra blanca de cal. Os quise. Os quisimos.
viernes, 26 de octubre de 2012
Una soledad semejante
No logro quitarme de la cabeza la noticia que leí el otro día y daba cuenta del hallazgo del esqueleto de un anciano que llevaba quince años muerto dentro de su casa. Quince años.
Quince años es la edad que tiene mi hijo, su vida entera, y durante todo ese tiempo, día a día, semana a semana, mientras comenzaba a caminar, mientras aprendía a hablar, durante sus primeros años de guardería y colegio, durante sus primeros cursos en el instituto, otoño tras otoño, navidad tras navidad, ese hombre yacía muerto en su cama sin que nadie le echase de menos. Cuesta creer que pueda existir una soledad semejante, sin familiares, sin amigos, sin conocidos, sin vecinos.
Ahora mismo llueve sobre mi casa, llueve sobre el pueblo, llueve sobre las carreteras y los caminos, llueve sobre la sierra de San Quílez y también sobre los campos de maíz y girasol, llueve a través de la noche repiqueteando en las calles iluminadas y en la inmensa oscuridad del campo circundante, llueve y llueve con la precisión del mecanismo de un reloj o un corazón ajeno a los sentimientos humanos, la compasión, la soledad.
miércoles, 24 de octubre de 2012
sábado, 20 de octubre de 2012
Submarinos
El golpeteo de la lluvia en el cristal de la claraboya no me ha despertado porque a pesar de estas altas horas de la madrugada todavía estaba despierto. Navego, como tú, en un submarino.
jueves, 18 de octubre de 2012
Oración
Jesús Miramón del futuro, perdóname por mis pensamientos estériles del presente, perdóname por los laberintos en los que me adentré atraído por el eco de hojas secas; perdóname por no haber aceptado sin resistencia la sencilla y sólida realidad, perdóname por haber desperdiciado tanto tiempo aún conociendo su naturaleza irrecuperable; perdóname todo lo que no supe, perdóname todo lo que sabiéndolo aparté a un lado porque prefería no saber, perdóname la arrogancia, la ingenuidad, la patética inconsciencia de la edad, perdóname lo que de tu pasado, este presente, pueda avergonzarte. Nada hice con verdadera maldad. Todo con ignorancia.
domingo, 14 de octubre de 2012
Una sombra huidiza
¿Escribiré en verso el resto de mi vida? No. Aunque haya comenzado a llover débilmente hace unos minutos y la lluvia repiquetee en el cristal de la claraboya, no; aunque la luz de la tarde haya disminuido de repente convirtiéndose en una sombra huidiza, no, no escribiré en verso el resto de mi vida. Es muy fácil, mira.
sábado, 13 de octubre de 2012
Sin regresar
Cruzando a pie Zaragoza
el día del Pilar
camino de la casa de mis padres,
cruzando a pie las calles
pobladas de acacias y plátanos
cuyas hojas comienzan a caer,
cruzando a pie esta ciudad
que fue mía y probablemente
vuelva a serlo pronto
algo hizo clik
dentro de mí.
Oh, por aquellas calles fui y vine
tantas veces, primero hacia el colegio
de los padres Dominicos, después
tras haber besado a una chica
en el portal de su casa,
al otro extremo de la ciudad.
Una vida no es vida sin renovación, sin cambio,
me dijeron ayer, y es verdad.
Una vida no es vida, pensé, sin regresar.
viernes, 12 de octubre de 2012
El agua del río
Conduzco hasta la estación de autobuses.
Otras personas esperan
en el interior de sus vehículos
a alguien que llegará desde Barcelona.
Esta cálida noche de octubre
nos iguala a todos. Ella tenía razón,
no podemos detener
el agua del río
con nuestras manos desnudas.
martes, 9 de octubre de 2012
Gaviotas y mirlos
Un pájaro grazna en la noche
fuera de mi casa. Su sonido
me hace pensar en la mezcla de
una gaviota pequeña y un mirlo.
Después suenan las campanas de la iglesia.
Qué lejos queda el mar, qué lejos
las montañas. Qué lejos lo que
me trajo aquí y ya no recuerdo.
sábado, 6 de octubre de 2012
Después del ensayo
Después del ensayo acudimos al garaje de Aurora, donde desde hacía horas amigos y familiares celebraban su última noche de soltera. Aurora es compañera del coro y mañana cantaremos en su boda, lo mismo que hicimos el año pasado para su hermana Nuria, también soprano de la coral. Me gusta mucho cantar en este tipo de celebraciones donde la música es un regalo.
Pero la música siempre es un regalo. Durante el ensayo mi mente se recuperó de un día terrible: a media mañana sufrí una crisis que me expulsó del trabajo cuando más personas estaban esperando. Temblor, vértigo, palpitaciones, los síntomas ya conocidos. Nunca pensé que mi mente, es decir, yo mismo, podría hacerme daño, y esto es algo que me está costando aceptar.
Pero la música siempre es un regalo, es cierto. Durante el ensayo, concentrado en las partituras, en mi directora, en mis compañeros, la ansiedad fue desapareciendo poco a poco, vencida temporalmente por el placer, la alegría y las emociones positivas. La música es un regalo y un bálsamo.
Anotado por Jesús Miramón a las 01:00 | Después del ensayo , Diario
jueves, 4 de octubre de 2012
Irrepetible
Las ocho de la mañana. Recuerda que nunca existió ni existirá un día como el de hoy. Todo es irrepetible.
sábado, 29 de septiembre de 2012
miércoles, 26 de septiembre de 2012
Heridas de guerra
Es un hombre flaco de cabello rizado, rasgos suaves y ojos tan expresivos que parecen maquillados. Desde primera hora de la mañana deambula por Barbastro hablando solo, siempre solo. A veces se asoma a nuestra agencia, se encoge de hombros, agita los brazos, masculla algunas palabras incomprensibles y se va. El otro día un compatriota suyo que le conocía me dijo que se trataba de una persona muy enferma, me contó que a veces entraba en la mezquita y gritaba que todos los hombres son malos, unos asesinos. «Él fue soldado en la guerra y vio cosas feas, cosas que nadie debería ver, cosas que le volvieron loco», me contó.
Anotado por Jesús Miramón a las 23:54 | Diario , Vida laboral
lunes, 24 de septiembre de 2012
Ya nos conocíamos
Fue toda una experiencia ver a Giovanni esperando en la puerta del Chanti el sábado por la tarde. Giovanni y Aafke y José Luis e Isabel. Me aproximé a ellos absolutamente emocionado, conmovido, nervioso, y unos segundos más tarde fue como si aquellos amigos holandeses y yo nos conociésemos de toda la vida. Así es este territorio mágico de la red. Se lo dije a Giovanni mientras nos sentábamos ante una de las mesas donde repongo fuerzas cada viernes después del ensayo: "Ya nos conocíamos".