Con la llegada de la crisis y la presencia de inmigrantes de países más pobres que el nuestro no es extraño ver hombres caminando por el arcén de la carretera, yendo y viniendo de un sitio a otro. Y no es que hagan autoestop, no, ni siquiera se giran a mirar los coches que les adelantan o se cruzan con ellos, sencillamente utilizan el medio de transporte más barato que tienen a su alcance, como hacían en su país. Los observo desde el interior de mi coche y pienso que hay algo profundamente humano, inocente, virtuoso, en el hecho de viajar así, el cuerpo erguido avanzando paso a paso sobre la superficie de este planeta.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Sin comentarios
Publicar un comentario