domingo, 16 de enero de 2011

16

La leña silba y chisporrotea, me ha costado trabajo que prendiera, empapada de niebla como estaba. Cuando he salido a la terraza no se veía nada en cinco metros a la redonda. Horas antes dormitaba en el sofá mecido por un programa de la televisión sobre el cinturón de Kuiper, y antes de eso, mientras preparaba la fideuá de sepia que nos íbamos a comer, tomábamos en la cocina un vermut consistente en mejillones en escabeche y aceitunas rellenas acompañadas de unas cervezas. Menos mal que por la mañana estuve pedaleando un buen rato sin avanzar un solo milímetro, haciendo trabajar a mi corazón. Sí, la leña silba y chisporrotea al fin. No he puesto mucha, sólo la necesaria para que este domingo se acerque mansamente a la orilla.

sábado, 15 de enero de 2011

15

Antes de despertarlo le contemplo durante unos segundos. Su cabeza de pelo largo ya no se parece demasiado a la que tenía a los cinco años: Piolín dio paso a Alejandro el macedonio. Pronto cumplirá catorce. Quién sabe lo que le traerá el futuro. Expulso de mi pensamiento las nubes oscuras y me dispongo a levantar de la cama al joven conquistador, que gruñirá y remoloneará un rato. Fuera la niebla que nos oculta lo empapa todo.

viernes, 14 de enero de 2011

14

En el sueño me lanzo vestido a una piscina. Me tiro de cabeza, de bomba, hago una voltereta hacia atrás y durante un instante no sé dónde está el cielo y dónde la tierra hasta que de pronto el agua se precipita hacia mí desde arriba. Buceo con los pantalones, la camisa y los zapatos puestos. Salgo a la superficie resoplando. En el exterior hay tumbonas desiertas, el bar con la persiana echada, una manguera sobre el césped. Nado vestido en la piscina y soy feliz.

jueves, 13 de enero de 2011

13

Niebla en la autovía A-22 camino de Barbastro, 13 de enero de 2011.

miércoles, 12 de enero de 2011

12

En mi mesa hay una lámpara de arquitecto metalizada de color gris. En mi mesa hay unas gafas de pasta de color negro. En mi mesa hay un ordenador portátil MacBook de color blanco adquirido el ocho de mayo de dos mil ocho. En mi mesa hay un teléfono de la marca Carrefour de color rojo. En mi mesa hay una botella azul de cristal de la marca de agua mineral Solán de Cabras llena de agua del grifo. En mi mesa hay una taza vacía de la que cuelga un hilo blanco con un pequeño cartón rojo en su extremo donde se lee: «Té rojo Hacendado». En mi mesa hay un vaso de vidrio transparente, y nada más.

martes, 11 de enero de 2011

11

Isabel vende unas mandarinas buenísimas en su frutería, pero lo mejor de todo es que a veces se cuelan hojas frescas del árbol, son muy suaves y de un intenso color verde que da gozo mirar.

lunes, 10 de enero de 2011

10

Día de muchísimo trabajo, con colas de gente mirando con ojos de rigor mortis la espalda de quienes están siendo atendidos. Un paquistaní con su joven esposa recién llegada a España, vestida con un salwar camis, zapatillas deportivas y un chaquetón de paño azul. Un hombre que se ha quedado viudo por segunda vez, la mirada triste, perpleja. Muchas personas a punto de jubilarse, asustadas por la próxima reforma del sistema de pensiones. Madres recién salidas del hospital, embellecidas por el cansancio, la ilusión y las nuevas preocupaciones. Trabajadores que quieren confirmar que han sido dados de alta. La alegría de una señora cuyo marido desapareció en un país sudamericano hace más de veinte años y por fin ha conseguido un certificado judicial de ausencia. Un joven peluquero que se va a vivir con su novio a La Haya.

domingo, 9 de enero de 2011

9

He quedado en el Chanti con un amigo a las cinco y media de esta tarde de domingo. Un poco apurado de tiempo me dirijo hacia allí a través de las calles desiertas y todavía húmedas por la lluvia de la mañana. Me encuentro con José Luis en la acera y entramos juntos al bar. Nos alegramos mucho de vernos, nos alegramos de esa manera fácil y placentera, verdadera, sin ceremonias. Pedimos unas copas y comenzamos a charlar de libros, de música, de fotografía, de literatura, de exploración, de consciencia, de miradas, de carreteras locales, de paisajes, de la luz del sol de invierno sobre el campo justo después del amanecer, del norte, del sur, de internet. Levantamos nuestros vasos a la salud de Nán y le digo a José Luis que me gustaría viajar a Madrid este año, conocer a algunas personas. Quién sabe. Dos mil once no ha hecho más que empezar.

sábado, 8 de enero de 2011

viernes, 7 de enero de 2011

7

En el supermercado una cajera muy guapa suspira y le dice a la compañera de al lado: «¡Qué ganas tenía de que acabasen las navidades!». «¡Y yo!», contesta ésta. «Yo también», dice un señor mientras descarga su compra en la cinta transportadora. «Y yo, hija mía, yo también, que sólo me traen recuerdos tristes», añade la señora que me precede en la fila. Durante un instante presiento que la escena va a convertirse en un musical, pero el instante pasa y nadie canta, nadie baila. El señor a quien tampoco le gusta la navidad introduce en bolsas de plástico los productos que ha adquirido, la compañera de mi cajera se afana en pasar los códigos de barras frente al lector óptico, la señora triste que va delante de mí ya está descargando sus cosas en la cinta y yo, por mi parte, descartado el musical, procedo a disfrutar discretamente de la belleza de la mujer que dentro de poco me saludará y sonreirá con profesionalidad, diciéndome: «Hola».

jueves, 6 de enero de 2011

6

A nuestro regreso encontramos Binéfar envuelto en niebla. Aquí hace bastante más frío que en los lugares donde hemos estado, pero qué agradable es estar en casa, venir a mi mesa con un té caliente entre las manos, escuchar las campanadas de la iglesia de San Pedro, estar solo durante un rato. Así.

miércoles, 5 de enero de 2011

5

Los reyes magos, anticipándose a mañana por la mañana, me han traído esta tarde unos zapatos un poco especiales que andaba buscando hace tiempo. Eso sí, a cambio he debido soportar con estoicismo el atasco causado por su cabalgata a través del centro de Zaragoza. Había centenares, tal vez miles de niños esperando a lo largo del recorrido, por eso he lamentado que se pusiera a llover. Sentado frente al volante con los limpiaparabrisas en funcionamiento he recordado los desfiles de los reyes magos de mi infancia. Lo que más me gustaba eran los caballos de la policía montada. Con el tiempo descubriría que eso era un rasgo de mi personalidad: siempre, en cualquier circunstancia, lo que más me gusta son los caballos.

martes, 4 de enero de 2011

4

La última tarde vamos a dar un paseo por la playa de Berria, en Santoña. La luz se extingue a la velocidad de nuestros pasos sobre la arena húmeda. Mañana cada uno de nosotros volverá a su rutina habitual y, de alguna manera, dos mil once habrá comenzado de verdad.

domingo, 2 de enero de 2011

2

Por la mañana nos acercamos en coche a Laredo, una localidad cuyos encantos originales fueron sepultados en algún momento del siglo pasado por el desarrollismo urbanístico vinculado al veraneo de playa. El día es gris y el paseo marítimo ofrece un aspecto desolado y triste, apenas vencido por los gritos de nuestros niños que corren persiguiéndose. Compramos pan y regresamos a la casona. Qué agradecimiento siente la mirada cuando dejamos atrás los suburbios y la autopista y nos adentramos en la carretera del valle, rodeados de prados, bosques y peñascos de cimas envueltas en niebla.

sábado, 1 de enero de 2011

1

La noche cae temprano entre las montañas. Los faros de un coche aparecen y desaparecen en las curvas de la carretera. El ruido de las ramas de los árboles del bosque se mezcla con el del río que fluye en la oscuridad. En la casa hay luz, hay calor. Me daré la vuelta y entraré allí, lejos de este otro mundo frío.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Siempre al norte

Mientras dos mil diez se apaga sin estridencias, ajeno a la terrible crisis económica y los desastres naturales, yo plancho ropa para el viaje familiar de fin de año. De nuevo iremos al norte, siempre al norte, no muy lejos del mar.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Manzanas rojas

El árbol de navidad yace en el armario de la buhardilla dentro de su caja de cartón medio rota, acompañado de espumillones dorados y plateados, manzanas rojas, bolas brillantes y dos cajas de luces intermitentes compradas en los chinos. Conoció mejores tiempos, saboreó la gloria, la fama, las fotografías, pero todo eso se esfumó cuando los pequeños crecieron. La vida de los árboles de navidad, como la nuestra, es una estrella fugaz.

martes, 21 de diciembre de 2010

Un regalo inesperado

Éste es el inesperado regalo de navidad ofrecido por la Coral Niágara a los visitantes de un centro comercial, que llegó a mí a través de Susana y Aurora, dos amigas de mi propio coro, y hoy paso yo a vuestras manos (a vuestros ojos, a vuestros oídos, a vuestro corazón). Feliz navidad.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Después del ensayo

Después del ensayo vamos al Chanti a tomar una copa. Hace mucho frío en la calle. Me doy cuenta, sin decir nada, de que la iluminación navideña es más austera que otros años. No se me quita de la cabeza la historia de L., una mujer de cuarenta y pocos años a quien le van a quitar la casa, el coche y la furgoneta de trabajo de su marido, que ahora mismo anda buscando trabajo en Suiza. Pienso en sus dos hijos adolescentes, uno de ellos, por cierto, muy buen estudiante. Van a quitarles la casa por no poder pagar la hipoteca. Van a quitarles el coche familiar y la furgoneta de trabajo por no haber podido pagar la seguridad social en los estertores de una pequeña empresa de escayolistas que la crisis arrastró al precipicio. No dejo de pensar en sus dos hijos, en el mayor, que es un poco desastre y nunca se le han dado bien los estudios, y en el pequeño, que es un estudiante extraordinario y el año que viene no podrá ir a la universidad porque sus padres ni siquiera podrían pagar los costes iniciales de los viajes, el piso, la residencia, antes de poder solicitar una beca que cobrarían quién sabe cuándo, si la cobran.

Después del ensayo vamos al Chanti a tomar una copa. De algunos bares y restaurantes salen al frío de la calle quienes esta noche celebraban la cena de navidad de sus empresas. ¡Qué distancias hay entre nosotros, entre todos nosotros! Hay abismos, desiertos, océanos.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Niebla cerrada

Sábado de niebla cerrada, tan característica de este territorio que ya casi empezaba a echarla de menos; una niebla que invita a quedarse en casa y encender la chimenea, leer, tomar una bebida caliente. No pido ni quiero nada más.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Años luz

Es puente y no queda nadie. Unos esquían y otros duermen en las salas de espera de los aeropuertos (a mil años luz de lo que existe a mil años luz de aquí). Las olas lamen las playas del norte y del sur. Nieva en las montañas del este y el oeste. Silencio. Es puente y no queda nadie. Sólo tú, a un millón de años luz de lo que existe a un millón de años luz de aquí.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Una liebre en el jardín

Anteayer por la mañana había una liebre en el jardín que rodea el pequeño edificio donde trabajo. Al principio pensamos que era un conejo común pero no, era una liebre con las características manchas oscuras en la punta de las orejas, una verdadera y esbelta liebre de ojos como uvas de moscatel. Tras los primeros instantes de perplejidad imaginé que alguien la habría encontrado en el campo en primavera, cuando era un adorable lebrato, y al hacerse adulta en la casa, sin ánimo para matarla y comérsela, pensó, por absurdo que parezca, que sería una buena idea dejarla en nuestro jardín antes del amanecer. Esas cosas suceden. Ahora, mientras algunos peatones la señalaban con asombro, la liebre corría de un lado a otro tratando de esconderse bajo los arbustos, detrás de las escaleras contra incendios, entre el contenedor de basura y la pared. Dejé de mirar un instante y cuando volví a hacerlo el animal se había esfumado como si nunca hubiera existido. Todo el día estuve atento a los ventanales por si acaso volvía a aparecer, también ayer de vez en cuando, y hoy también ya un poco menos, ya casi nada.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Para Teresa

Pasad, nubes, pasad
ingrávidas y veloces sobre mí,
no llegaréis a tiempo
al sitio del que vengo.

Cantad la canción,
hojas del bosque,
sobre la tierra que
eternamente rueda.

Cruje, nieve, buscando el atajo.
Brilla, sol, antes de tu hora.
Navega, nube, sobre la sombra de mi alma
y sigue tu camino, pues yo
encontré lo que buscaba.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Después del ensayo

Después del ensayo salimos a la calle y hace mucho frío. En las cálidas capillas de nuestros cráneos suena todavía la música, las partituras de una navidad que ahí se acerca con la misma inocencia con la que nosotros nos precipitamos cada día hacia la noche oscura.

domingo, 21 de noviembre de 2010

A chimenea

Mientras subimos al coche ella me dice que le encanta el olor de Binéfar en esta época del año, que sólo huele así aquí. Yo, que carezco de olfato por culpa de la rinitis, le pregunto a qué huele y ella me contesta que huele a chimenea, a leña ardiendo en una chimenea. La llevo a la estación y me quedo en el andén hasta que el autobús, que tiene los cristales tintados, maniobra y se aleja en dirección a Barcelona.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Zarzas y enredaderas

Las noticias sobre la crisis económica en Irlanda, una de las últimas víctimas del robo del siglo, me hacen recordar la amabilidad de sus habitantes, la belleza de Connemara, el olor de sus playas invadidas por las algas, las casas abandonadas cubiertas de zarzas y enredaderas.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Lunes por la noche

Sopla un viento frío,
vanguardia del invierno,
exploradores a cuyos ojos
nada escapa.