domingo, 10 de febrero de 2019

Diez de febrero

Los domingos por la tarde se parecen al desierto de Atacama, a la Antártida, a la fosa de las Marianas. Parece que no fuese posible la vida allí, pero existe. Primitiva, básica, simple, pero vida viva. Células reproduciéndose y sustituyéndose una y otra vez. Nubes en el cielo a kilómetros de altura tiñéndose con las últimas luces del sol.

Los domingos por la tarde se parecen a un final del mundo que, a estas horas, ya no nos importara, que aceptásemos mansamente como tantas veces aceptamos las cosas. Los domingos por la tarde son el momento ideal para invadir un país o un planeta, el momento ideal para acunar la esperanza en vez de despertarla. Duerme, duerme, pequeña.

7 comentarios:

NáN dijo...

"acunar la esperanza en vez de despertarla". Los hallazgos así, tan poéticos y profundos para describir un estado, son uno de los motivos por los que no puedo dejar de leerte. Otro de ellos es tu bondad buena.

Pero en el sentimiento del domingo nos separanque vivimos en dos mundos distintos: el del trabajo y el de la jubilación. Tuve esas sensaciones, pero ya no. El domingo es agradable porque, a poco sol que haga, ves que todos se sienten felices, pero salvo eso mi sensación de que todos los días de la semana puedo hacer, más o menos, lo que quiera, los indifiere.

Y es muy agradable.

Marisa dijo...

NáN, qué bonito esto de "tu bondad buena", es muy machadiana. Yo no veo la hora de jubilarme, me siento más que amortizada y con derecho a disfrutar de mi tiempo, o a malgastarlo como me dé la gana, aburrirme hasta el aburrimiento, deprimirme o gozar. Ser dueños de nuestro tiempo, ¡ah, qué riqueza!

Hoy, este domingo por la tarde, suelo poner un programa de Radio Clásica que me gusta, música clásica latinoamericana. Bueno, pues no os recomiendo, especialmente a los que estáis en activo, escuchar Oblivion de Piazzolla. o tarde porteña, que también la han puesto. Demoledor. Sólo de pensar que mañana me tengo que meter en el atasco para llegar al trabajo... ¡qué depreeee!

¡Uf! Piazzola me encanta, pero no es para las tardes de domingo.

Marisa dijo...

Perdón, no es tarde porteña, es invierno porteño o algo así, no lo recuerdo.

Jesús Miramón dijo...

Nán, Marisa, no soy tan bueno como pensáis, pero os agradezco que lo penséis... Soy un ser humano corriente, y no lo digo por falsa modestia, lo digo porque cada día conozco a decenas de seres humanos como yo y como vosotros.

Sí acepto que soy un buen tipo, una buena persona en el sentido más sencillo y flexible de la palabra. Y lo soy porque intento ayudar y ser generoso siempre que puedo, y porque todos mis esfuerzos se dirigen a dejar un mundo mejor del que yo me encontré. Y ya está. No hay más. Al otro lado de mi mesa han pasado miles de personas así, como nosotros, afortunadamente. Me fascina la inmensa bondad normal que existe en nuestra sociedad, esa bondad de la que sus propietarios ni siquiera son conscientes.

Gracias por leerme, por comentar y por todo. Besos a los dos.

NáN dijo...

Marisa, esta tarde me he dado un festín de Piazzolla, gracias a ti, en youtube.

Y en las sugerencias de la derecha, vi un elefante y me fui directo. Otro hombre bueno, Jesús. Debe de haber muchos. Y un elefante ciego y melómano.

https://www.youtube.com/results?search_query=Bach+on+Piano+for+Blind+Elephant

Me ha impresionado

Elvira dijo...

Sí, la frase que ha destacado NáN es muy hermosa.

Me ha recordado algo que escribí el 2 de Agosto del 2009: "A veces hay que acunar el sueño. Parece que se escapa... pero lo acunas, y vuelve."

Un beso

Jesús Miramón dijo...

Muy bonito, Elvira. Un beso.