Todos o casi todos los almendros han dejado caer los pétalos de sus flores y los frutos han comenzado a madurar.
Ayer los campos de cebada fulgían bajo el cielo azul con su característico color verde esmeralda cuando regresábamos de Zaragoza.
Ese color intenso y único durará unas semanas, una maravilla que siempre me ha fascinado tanto como en lo que se transformará: el milagroso amarillo casi dorado de la sazón y la cosecha.
lunes, 11 de marzo de 2019
Once de marzo
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3 comentarios:
Acabo de ver, en Zaragoza capital, naranjos, con naranjas y todo.
Un abrazo
¿En el parque Grande? Allí hay naranjos aunque, eso sí, son naranjas amargas. En Inglaterra les gustan mucho para hacer mermelada.
Un abrazo.
Aquí mismo en el Actur, en la parada María Montessori, cerca de Aragón TV.
Me ha sorprendido para bien.
Un abrazo
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