martes, 31 de diciembre de 2019

Treinta y uno de diciembre

Es verdad: he reído y he llorado. Como tenía que ser. Ahora estoy muy tranquilo. En realidad todo es más sencillo de lo que parece: el río nos lleva sin darle importancia al viaje, sin conocer siquiera la existencia humana, mientras nosotros contemplamos el cielo escuchando el rumor de las hojas de los árboles que van quedando atrás. Siempre fue así.

4 comentarios:

Avellana dijo...

Enhorabuena por el 2019. Y feliz 2020, Jesús. Que nos traiga feliz escritura. Se pueden pedir muchísimas cosas más; pero aquí, en el blog, pido escritura :)
Un gran abrazo.

Jesús Miramón dijo...

Un abrazo fuerte, Juan. Así, como sin querer, hace muchos años que escribimos (tú sabes, como yo, que innecesariamente y con una desfachatez casi suicida si no fuesen sólo palabras). Yo aquí, en este territorio tan mío y por eso igual tan vuestro, también pienso sobre todo en la escritura. Me preocupan muchas cosas, pero esto es un cuaderno de bitácora, no una tribuna.

Otro abrazo y que en tu futuro existan más días felices que infelices. A qué más podemos aspirar.

Recomenzar dijo...

reir llorar cantar comer amar

eso es la vida
y sufrir??? seguro
también
esta

Portarosa dijo...

Maravilloso.