viernes, 8 de noviembre de 2019

Ocho de noviembre

Al fin ha llegado el frío, ese fenómeno últimamente desconocido, y todo se ha vuelto del revés. Parece mentira. En eso se nota lo primates que somos, como cuando llueve y de repente todo se convierte en caos. Llevamos el impulso histérico adherido a nuestra inteligencia, dispuesto a anularla con entusiasmo a la mínima ocasión.

Yo, como quienes me seguís desde hace tiempo ya podéis imaginar, soy feliz: frío. El frío. La lluvia. Ha nevado mucho en el Pirineo y nevará más. Se siente en el viento, que nos llega helado desde allí. Soy feliz. Se acabó temporalmente la tortura del "buen tiempo". Adiós al calor, al sudor, a lo que no puede evitarse ni quedándose desnudo. Es el tiempo de ir añadiendo ropa, algo que sí funciona, algo que sí es útil.

Anhelo expirar el humo cálido de mi boca como si fumara. Sentir en mi rostro el frío que lo estimula y tensa y revive. Soy más Neandertal que Cromañón. Amo el frío. El frío me despierta de la cada vez más larga y sudorosa noche del verano. Asomo mi cabeza de oso polar. Ha llegado el momento.

2 comentarios:

el chico de la consuelo dijo...

Pues yo prefiero sudar.
Me meteria dn una cueva y saldría en abril.
Abrazos

Jesús Miramón dijo...

Tiene que haber gente para todo ECDLC!

Abrazos