He ido a mi segunda sesión de rayos UVA y, al salir del coche, el aire olía como el de un pueblo mucho más pequeño que Barbastro: una mezcla de castañas asadas, leña en el fuego, humo de estufa antigua. Me ha sorprendido y gustado mucho al mismo tiempo. Aromas primitivos antes de entrar casi desnudo en una cabina espacial de luz radiante.
jueves, 21 de noviembre de 2019
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