Anoche me acosté a las doce y diez con la lluvia repiqueteando en el cristal de la claraboya. Por la mañana desperté a las seis y once y estuve un rato con los ojos cerrados y el pensamiento en blanco, vacío, antes de ponerme en marcha. Esta tarde a las cuatro, después de comer, me he tumbado cubierto con una manta y he caído redondo en un pozo profundo. He dormido una hora y he tenido sueños malos, feos, tristes. Al despertar el cielo seguía siendo gris y llovía suavemente.
miércoles, 3 de marzo de 2010
martes, 2 de marzo de 2010
Segundo día
ÁGUAS DE MARÇO
Música y letra: Tom Jobim - Canta: Elis Regina
Anotado por Jesús Miramón a las 04:58 | Música , Nombres propios , Recortes
lunes, 1 de marzo de 2010
Primer día
Lunes y primer día de marzo. Los almendros han florecido de un día para otro como quien dice. Me gustan los silvestres, aquellos que han crecido, esmirriados, en las lindes de los caminos o en medio de un pedregal; sus flores son pequeñas pero laten con el mismo anhelo que las cultivadas. En el trabajo se habla del último terremoto en Chile, con el de Haití todavía tan reciente. ¿Es el fin del mundo? Una chica que ha venido de la montaña dice: «La tierra se está vengando por el maltrato al que la hemos sometido», y yo pienso: «Un momento, un momento, ¿nos estamos volviendo locos?». Me niego a aceptar ese discurso apocalíptico: los florecidos almendros lo niegan, y las cigüeñas, los gorriones, las nubes, la luna llena. Lamento muchísimo las dramáticas consecuencias de los terremotos y las inundaciones, son desastres que siembran dolor, desconcierto, miedo, pero en la corteza de las ramas de algunos árboles ya asoman las yemas nuevas y su deseo de viento y sol.
sábado, 27 de febrero de 2010
Después del ensayo
Al volver a casa descubro en la cocina un plato con cuatro canelones cubiertos por el protector de plástico que utilizamos en el microondas. Los caliento, me sirvo un vaso de Rioja y ceno escuchando la radio. Mi familia hace rato que cayó en brazos de Morfeo. ¿Y la música repetida una y otra vez durante el ensayo del coro? Duerme también, alojada en algún rincón de mi cerebro, esperando el milagro de su resurrección.
Anotado por Jesús Miramón a las 01:46 | Después del ensayo
martes, 23 de febrero de 2010
Finisterre
Estoy tan cansado que se me cierran los ojos. Debería irme a la cama, lo sé, pero me aferro débilmente a los últimos minutos de este día corriente, este día único desde el comienzo del mundo, este último jalón, finisterre, el extremo más remoto de mi viaje. Debería irme a dormir, es verdad, y lo haré en cuanto haya escrito esto: vivir es un misterio maravilloso.
domingo, 21 de febrero de 2010
Domingo
Fue un domingo por la tarde cuando la humanidad recibió una señal clara de la existencia de vida inteligente en el universo, y la recibió de un modo que nunca había sido imaginado.
Fue un domingo por la tarde cuando enseñaste a tus hijos a lanzar piedras planas contra la superficie del agua en una poza del río. ¡Mirad cómo rebotan una, dos, tres veces, tres!
Fue un domingo por la tarde cuando el vigía avistó tierra. Con las fuerzas que nos quedaban nos abalanzamos hacia el puente de proa y lanzamos gritos de alegría. Fuimos enmudeciendo a medida que nos acercábamos a la isla y crecía el sonido de los tambores.
Fue un domingo por la tarde cuando el francotirador me alcanzó en la cabeza. Yo le estaba diciendo a mi compañero de patrulla que lo que más valoraba en una tía, aparte de que estuviese buenísima, era que supiese respetar mi intimidad, ¿vale? Porque todos necesitamos un espacio propio, no sé si me entiendes. Bang.
viernes, 19 de febrero de 2010
Febrero
Las cigüeñas han regresado a las decenas de nidos que sostienen las torres eléctricas que pueden verse desde la autovía. En las ramas de algunos almendros ya asoman los tiernos brotes que florecerán muy pronto. Ayer salió el sol después de muchos días lluviosos. Todavía no ha terminado el invierno y ya comienzo a echarlo de menos.
jueves, 11 de febrero de 2010
Di que
Di que no es absurdo que un nuevo día termine así, tan fácilmente, como si nunca hubiera existido. Di que comprendes que el ruido que hacen las cortinas exteriores de la terraza al golpear contra el ventanal es debido al viento, di que sabes que no son las velas de un buque zarpando en la oscuridad. Di que la imagen que te devuelve la noche transformada en un espejo eres tú.
martes, 9 de febrero de 2010
El monstruo
Lo peor es descubrir poco a poco que esta crisis económica no va a servir para aprender nada, no va a servir para desintoxicar un sistema corrompido por la codicia y la especulación, no va a servir para sustituirlo por un nuevo modelo más justo, más compasivo, no va a servir para recapacitar sobre las trágicas carencias del capitalismo liberal, lo peor es comenzar a darnos cuenta de que esta crisis ni siquiera castigará a quienes la propiciaron... Oh, es terrible constatar que el monstruo vuelve a recomponerse poco a poco como si nada hubiera pasado y se sacude el polvo del traje con las manos, y nos mira sonriendo con sus dientes blancos, y dice: hay que reducir los salarios, hay que aumentar la edad de jubilación, hay que deshacerse de los inmigrantes hasta que vuelvan a ser necesarios, vamos, vamos, ¿a qué estáis esperando?
lunes, 8 de febrero de 2010
En marcha
Las algas comienzan a moverse bajo el agua, agitadas por el viento submarino. También aquí arriba se ha levantado una brisa fresca y largamente esperada. El lunes, este nuevo comienzo de la vida que me queda, se pone lentamente en marcha dejando atrás los sargazos, la calma exasperante, el susurro malicioso de las horas muertas.
jueves, 28 de enero de 2010
Aliento de humo
Por la mañana salí un instante a la terraza y contemplé el pueblo de cristal. El termómetro señalaba cuatro grados bajo cero. El frío convertía mi aliento en humo como si en cada espiración liberase de mi interior un genio de la lámpara. Una bandada de pajarillos grises pasó volando detrás del campanario de la Iglesia de San Pedro. Pensé en sus pequeños corazones, su fuerza y valor para sobrevivir a semejantes temperaturas, su alegría para volar al amanecer sobre el mundo helado. Pensé en mi corazón, más grande que dos pájaros, más grande que tres, latiendo pesadamente.
domingo, 24 de enero de 2010
jueves, 21 de enero de 2010
Migas de pan
A veces tengo la sensación de que cada día sin escribir se disuelve detrás de mí como si nunca hubiera existido, pero yo no pertenezco a la antigua raza de la época del sueño, no soy uno de los gigantes que salieron del mar para crear el mundo nombrándolo y señalando sus árboles, sus montañas, sus ríos; yo pertenezco a la raza del tiempo veloz, este tiempo que se precipita día y noche, también mientras duermo.
A veces tengo la sensación de que cada día sin escribir es una miga de pan que se ha comido un pájaro. No encontraré el camino de vuelta. Me perderé en el bosque. Desapareceré para siempre.
sábado, 16 de enero de 2010
Para no pensar
Despierto de la siesta cuando la luz comienza a menguar en la claraboya del techo. Para no pensar en niños y adultos atrapados desde hace días bajo los escombros, pobres almas agonizando de sus heridas, de hambre y de sed, decido encender la chimenea. La madera está húmeda y a las ramas y piñas debo añadir una pastilla blanca que huele a petróleo. La leña humea, sisea, se resiste, pero finalmente acaba crepitando y consumiéndose. Me sirvo un Jack Daniel's y me abandono al hipnótico mensaje del fuego que baila y dice: «soy ajeno a ti». Como el mar. Como la lluvia.
martes, 12 de enero de 2010
Cuento de invierno
Cada día de cualquier peatón de un país occidental podría convertirse en una película de Eric Rohmer. Lo que vemos de esa persona: cuando se dirige al trabajo, cuando toma un café en un bar, cuando sube al coche y se aleja calle arriba; y también lo que no vemos: cuando abre la puerta de su casa y la cierra tras de sí, cuando habla con su marido o su amante sentada a la mesa de la cena, cuando despierta en medio de la noche, poco antes del amanecer. A mí me interesan esas cosas, me interesa mucho ese concepto artístico cuyo único propósito es mostrar sin estridencias el misterio que late en la experiencia cotidiana de nuestros familiares, nuestros amigos, nuestros vecinos. Por eso me gustaban y me gustan mucho las películas de Rohmer, que murió ayer. Ellas, junto a tantas otras de propuestas y estilos muy diferentes, forman parte de mi educación sentimental. Quién sabe, tal vez su serie titulada «Cuentos de las cuatro estaciones» (mi preferido es el de invierno) contribuyó de algún modo, inconscientemente, al título de este cuaderno. Debo tanto a tantos, a decenas, a centenares de tantos vivos y muertos, habitantes de siglos cercanos y de siglos remotos, conocidos y anónimos... A medida que trazo mi camino más agradecimiento siento hacia todos ellos, hacia su talento, hacia su inteligencia, hacia el fruto de sus exploraciones. Son mi discreta compañía.
Anotado por Jesús Miramón a las 22:59 | Diario , Nombres propios
jueves, 7 de enero de 2010
Vidas minúsculas
Las calles de Mauléon aparecen desiertas a las doce de la mañana del dos de enero de dos mil diez. No se ve un alma por la calle. Me pregunto quién vive tras los visillos de las ventanas, quién puebla este pequeño pueblo de Aquitania atravesado por un río. Hay una breve avenida flanqueada por árboles, un frontón, el Café de l'Europe. En el escaparate de una tienda fotográfica sonríen niños desconocidos encaramados a una motocicleta. Pienso en Proust; pienso en las vidas minúsculas de Pierre Michon; pienso en aquella película que en su día me gustó tanto, «Las confesiones del doctor Sachs». ¿Podría vivir yo en un lugar así? Ah, pero yo ya vivo en un lugar así: pequeño, provinciano, casi desierto a determinadas horas del día. En mis ventanas hay cortinas. Un cielo gris que presagia lluvia. Vidas minúsculas.
miércoles, 6 de enero de 2010
Mañana de reyes
Camino hacia el tanatorio para dar mis condolencias a una amiga del coro a quien se le ha muerto su madre de ochenta y nueve años. En la acera del velatorio hay gente charlando y fumando. Un pequeño grupo ríe animadamente. En mi país un funeral es un motivo como cualquier otro para practicar las relaciones sociales y familiares, una costumbre que rinde homenaje a la vida. Entro en el edificio y doy dos besos a mi compañera de música. Pronuncio con cariño las palabras conocidas: «Te acompaño en el sentimiento», una frase en la que es necesario detenerse. Hablamos durante unos minutos y vuelvo a casa. El aire es frío pero luce un sol radiante. Algunos niños pasean junto a sus padres portando los regalos que los Reyes Magos les han dejado en casas distintas a las suyas. Ignoro el motivo pero por primera vez en mi vida no siento nostalgia.
jueves, 31 de diciembre de 2009
Musgo
La lluvia nos acompañó durante todo el viaje, una lluvia suave y constante que continúa cayendo en la noche que cubre los bosques que nos rodean. Mis padres, hermanos y sobrinos vinieron ayer a la casa y a nuestra llegada el lugar ya había sido ocupado por el clan, diecinueve personas más otra que crece en el vientre de su madre. Dentro de unas horas cenaremos y brindaremos para que el nuevo año que comienza sea benévolo con nosotros. Si la leña arde en la chimenea y la lluvia empapa el musgo en la oscuridad, ¿cómo no tener esperanza en el futuro?
martes, 29 de diciembre de 2009
Toki Ona
Todavía no ha llegado el paso de año nuevo y ya comienzo a elaborar mi lista de buenos propósitos. Siempre es la misma, lo que dice mucho de mi escasa fuerza de voluntad, y también siempre sostengo cierta esperanza en cumplirla, lo que dice algo de mi ingenuidad. Pero ahora es momento de envolver regalos y comenzar a preparar el viaje de pasado mañana a Toki Ona, que significa «Lugar bueno» en euskera. El propósito principal de mi lista, teniendo en cuenta las comidas y cenas que me esperan, deberá esperar a los Reyes Magos.
domingo, 27 de diciembre de 2009
De clérigos
Nunca presto mucha atención a las proclamas y doctrinas de los clérigos católicos, al fin y al cabo a mí no me conciernen, no soy miembro de ese club y no otorgo autoridad alguna al papa o los obispos, del mismo modo que no otorgo ninguna autoridad a los demás representantes de las otras ofertas religiosas actuales. Los observo con curiosidad, eso sí, pues no deja de sorprenderme el empeño que tienen todos ellos en que quienes no creemos en sus supersticiones actuemos exactamente como ellos dicen, una falta de respeto verdaderamente inaudita.
Hoy he leído que el papa, apoyando un acto de los obispos españoles en defensa de la familia (de la familia «católica», habría que precisar), ha dicho lo siguiente: «La familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer es la mejor escuela donde se aprende a vivir aquellos valores que dignifican a la persona y hacen grandes a los pueblos". Ahí queda eso. Lo primero que he pensado es en mi familia, claro. Yo estoy casado con una mujer y tengo dos hijos. Es cierto que intentamos inculcarles valores que hagan de este mundo un lugar más justo, más humano, más decente, pero esos valores huyen drásticamente de la religión para acercarse a la razón, la ciencia, el arte, la sensibilidad, el sentido de la justicia. En la escuela de mi familia enseñamos a nuestros hijos que para formar una familia sólo hace falta amor y responsabilidad, no dos sexos determinados y unas normas pautadas por el sanedrín. Así que se da la paradoja de que yo cumplo la palabra del papa, pues inculco a mis hijos valores que dignifican a la persona, pero la cumplo en dirección distinta a la que su secta propone, pues mis valores comienzan por el rechazo a cualquier religión, un rechazo proporcional al impulso de la curiosidad, la investigación, las preguntas sin respuesta previa, la evidencia de que nuestra vida es una experiencia absolutamente personal. ¿Nihilismo? No: exploración.
Hace tres o cuatro años regresaba del colegio de mi hijo con él de la mano cuando un compañero suyo que caminaba a nuestro lado y que asistía a la catequesis previa a la comunión le preguntó: «Oye, Miramón, ¿qué os enseñan en la clase de Ética?». Carlos contestó: «Pues que tenemos que querernos todos y ser buenos y todo eso, pero sin Jesús ni la virgen».
¿He escrito que no suelo prestar mucha atención a los curas? ¿Opinas que parece mentira después de lo que acabo de escribir? Bueno, en mi descargo diré que es lo primero que redacto al respecto en todos estos años, y añadiré: si ningún católico está obligado a divorciarse, si ningún católico está obligado a casarse con una persona de su mismo sexo, si ningún católico está obligado a hacer esto o lo otro, si efectivamente los católicos pueden hacer lo que quieran según sus preceptos, ¿cómo es posible que el resto de la población debamos asumir como algo normal que ellos pretendan convertir en ley general sus dogmas y creencias, sus valores, su doctrina? ¿Cómo es posible que debamos aceptar eso?
Cuando he leído que el señor Rouco Varela afirmaba que sin las familias cristianas España y Europa se quedarían prácticamente sin hijos, sin futuro biológico, me he dado cuenta de la verdadera dimensión de la desesperación de su iglesia. ¿Acaso no tenemos hijos quienes no creemos en ningún dios? Sí, los tenemos. En realidad, ése es su verdadero problema.
lunes, 21 de diciembre de 2009
domingo, 20 de diciembre de 2009
De pájaros
Por la mañana fui con Paula al huerto de un amigo a recoger leña de almendro. Al paso de nuestro coche se espantaban bandadas de pajarillos grises en los arbustos junto al camino; en los ralos campos verdes se alimentaban garcetas blancas y, mezcladas con ellas, media docena de circunspectas avefrías.
Al llegar a la finca aparqué junto a la caseta y di voces para hacernos notar. Ángel y su padre vinieron a nuestro encuentro. Llenamos el maletero de leña y, tras darles sinceramente las gracias, fuimos a la sierra de San Quílez a recoger piñas y pequeñas ramas para encender. Detrás de un gran pino derribado por el viento descubrimos el esqueleto de un perro o un zorro, su cráneo intacto, sus costillas blancas sobre el musgo de la ladera.
De regreso a casa vimos picarazas y cuervos en los campos labrados. En la lejanía se escuchaban disparos de escopeta, ladridos.
sábado, 19 de diciembre de 2009
Fría y blanca
La noche es fría y negra. Las ventanas de la colmena se irán apagando de una en una hasta ceder el testigo de nuestra existencia a las pálidas, pequeñas, amarillas luces de las farolas en las calles desiertas. Más allá, en campo abierto, la humedad cristaliza minuto a minuto. Pronto vendrá la aurora fría y blanca.
jueves, 17 de diciembre de 2009
Dorm, fillet meu
El lunes escuché una preciosa adaptación de «Lágrima», un tema para guitarra de Francesc Tàrrega, en el programa «Música sobre la marcha», de Radio Clásica. Desde entonces no hago más que cantarla. Pertenece al disco «Nou de Tàrrega», de Manel Brancal, editado por la Universidad Jaume I. He extraído la canción del podcast del programa disponible en la página web de Radio Nacional. Canta Arantxa Domínguez y toca el piano Michel Llorens. «Duerme, hijito mío, duerme sin miedo, mira la luna vestida de espuma, fanal del mundo».
sábado, 12 de diciembre de 2009
Otro planeta
Al fin ha llegado el frío, el frío de verdad, el frío que en este territorio significa niebla, escarcha helada y temperaturas bajo cero. Ah, qué ganas tenía. Cuando ayer por la mañana vi que el termómetro del coche señalaba un grado negativo bajé la ventanilla durante un rato y fui feliz. Los inmensos volquetes amarillos de ruedas altas como una persona, tan parecidos a camiones de juguete, iban y venían a lo largo de las obras de la futura autovía, la luz de sus faros atravesando la bruma a duras penas. Durante un instante tuve la sensación de estar contemplando los trabajos de colonización de otro planeta.
lunes, 7 de diciembre de 2009
Escribo esto
Desde el colegio del otro lado de la calle llegan los maullidos y gritos de una gata, ¿es posible que esté en celo en pleno mes de diciembre? Suena el teléfono. Es mi hija, que me llama para que vaya a buscarla. Me visto rápidamente, bajo al garaje, arranco el coche y salgo a la calle desierta. Había olvidado lo agradable que es conducir a través de Zaragoza de madrugada. A medida que voy acercándome al centro comienzo a ver más gente en las aceras: algún caminante solitario, parejas, grupos de jóvenes. Paula me espera en el lugar acordado. Veo que se está despidiendo de su amigo y hago descender el cristal de la ventanilla para ofrecerme a acercarle a su domicilio. Me dice que gracias pero no, que no hace falta. Ella entra en el coche, se sienta a mi lado. Qué guapa está. Jamás imaginé que tendría una hija. Jamás imaginé que sería así. No le digo nada y enfilo la avenida. Los semáforos se ponen rojos y verdes ajenos a la ausencia de tráfico. Paula me cuenta algunas cosas, algunas dudas, lo que han cenado, me dice que tiene mucho sueño. «En cuanto lleguemos a casa podrás irte a la cama, cariño», le digo. Conduzco como si estuviese tocando un violoncello, como si estuviera escribiendo a máquina, como si me dejase llevar por la corriente de un gran río. El navegador de mi cerebro me hace girar en la siguiente calle, tirar recto hasta la rotonda del final y después torcer a la izquierda. Ayer hacía lo mismo al volante de un viejo Seat 127, el corazón henchido de felicidad e ignorancia. ¿Ayer he dicho? ¡Hace más de veinticinco años! Ya hemos llegado. Pulso el mando a distancia de la puerta metálica, entro en sus fauces, maniobro para aparcar. Mi hija y yo atravesamos a pie el garaje de los zombis, aunque ella está tan cansada que ni siquiera es consciente de que conmigo está a salvo. Subimos en el ascensor. Llegamos a casa. Los desesperados maullidos de los gatos siguen alcanzándonos desde las instalaciones del colegio que hay al otro lado de la calle. Me sirvo un whisky con hielo, abro la tapa del MacBook, escribo esto.
jueves, 3 de diciembre de 2009
Pioneros
Yo me conecté a internet por primera vez en 1996. Lo que entonces caracterizaba a la red era una verdadera sensación de libertad, la posibilidad de compartir sin fronteras, sin límites, la capacidad de explorar el mundo sin que importase vivir en una aldea o en una gran capital. Internet cambió mi vida, y no estoy exagerando en absoluto.
Todos sabemos que la red es un territorio donde abunda el ruido y la inmundicia, una ciudad con sus callejones peligrosos, sus timadores, sus criminales, pero quienes la transitamos diariamente sabemos también de sus tesoros. Para mí el más importante, el que los reúne a todos, es el acceso a la primera biblioteca verdaderamente universal de la humanidad. Sentados a la hora del desayuno en la cocina de nuestra casa podemos echar un vistazo a los agujeros negros fotografiados por telescopios espaciales, leer los titulares de diarios de todo el planeta, visitar museos, mirar fotografías antiguas, consultar críticas de películas, aprender solfeo, descubrir el verdadero rostro de Mozart, leer sus cartas, escuchar cualquiera de sus obras, estar al día de la poesía que se publica en Polonia, descargar la película rusa Solaris, de 1972, en versión original con subtítulos, qué se yo, cualquier cosa, literalmente casi cualquier cosa.
Es cierto que con la aparición de internet todo cambia. Hoy pensaba en los copistas y la aparición de la imprenta que les dejaba sin trabajo. Internet es una imprenta descomunal: todo puede clonarse, copiarse, grabarse, compartirse, llegar a los ojos, los oídos, los cerebros de quienes sienten curiosidad. Y si algo sabemos es que el afán del ser humano es la exploración, y es éste un afán que no puede frenarse de ningún modo (excepto, tal vez, mediante la religión).
Comprendo que para muchos será duro adaptarse a estos cambios. La industria asociada a la difusión cultural no volverá a ser la que era. Ahora mismo todos los elementos están recolocándose, agonizando, naciendo. Yo soy un consumidor habitual de iTunes, por ejemplo, compro mucha música allí a precios razonables, y creo que por ahí van a ir los tiros, no por mantener la venta de discos de los que sólo nos interesan una o dos canciones. Yo no soy ningún experto, sé que hay miles de detalles importantes que se me escapan. Lo que sí tengo claro es que me gustaría que Internet continuase siendo este territorio libre, esta comunidad donde poder compartir las cosas que nos gustan. Sin internet dudo que yo hubiese podido ver la película «El cielo gira», de Mercedes Álvarez, por ejemplo, un bellísimo documental casi imposible de encontrar; sin internet jamás hubiese leído los maravillosos poemas que traduce Abel Murcia en su blog; sin internet no os hubiese conocido a ninguno de vosotros.
No quiero que ninguna comisión ministerial controle todo esto. Si alguien piensa que existe un delito que lo denuncie a la policía, que el juez determine conforme a derecho. No somos delincuentes, sólo somos pioneros.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Filamentos
Despierto mucho más temprano de lo habitual, cuando todavía es noche cerrada en la claraboya sobre la cama. Emerjo de la inconsciencia como el astronauta que ha llegado a su destino tras meses de hibernación. El resto de la tripulación duerme en sus camarotes. En el exterior la luz de la luna llena se difumina y disuelve en una gasa de filamentos de leche.